Cortarse el pelo con frecuencia no hace que el pelo crezca más rápido ni con más fuerza, ya que, como explica el coordinador médico de Svenson, Juan Carlos Vázquez, «el pelo tiene un ciclo de vida que no se altera por el hecho de cortarlo con mayor o menor frecuencia».
Así, aunque es «saludable» sanear las puntas para que el cabello tenga mejor aspecto, no se ha encontrado relación causa-efecto que avale el hecho de que el pelo se fortalece con este proceso. De hecho, «el problema de la caída del cabello no está en el tallo, sino en el folículo piloso», detalla Vázquez.
La genética determina la longitud máxima del cabello. Así, el pelo crece durante la fase de crecimiento, luego se inicia una fase de reposo y finalmente se cae. A todas las personas sanas les crece el pelo a la misma velocidad (1 cm al mes). Sin embargo, la duración de la fase de crecimiento puede ser diferente y puede llegar a registrar variaciones interpersonales de entre 2 y 7 años.
No obstante, las causas de la caída del cabello no sólo guardan relación con la genética, sino también con la edad y los estilos de vida. En este sentido, hasta el momento, los expertos coinciden en que «es imposible romper el código hereditario que pronostica que algunas personas terminarán padeciendo calvicie».
Sin embargo, determinados hábitos de vida pueden influir en el desarrollo de este trastorno. Así, se ha comprobado que la ausencia o el déficit de ciertos nutrientes en la dieta provocan alteraciones en el crecimiento del cabello y las uñas.
El pelo está compuesto por proteínas, de modo que si se introducen en la dieta se tendrá un pelo fuerte, menos susceptible de dañarse, romperse o perder el brillo. A este respecto, Vázquez recomienda comer alimentos ricos en azufre, magnesio, hierro, yodo y calcio, así como carnes rojas, agua, frutas y verduras. Por otro lado, se deberían evitar alimentos con altos contenidos en grasa, el café, el chocolate y las frituras.
Y es que la producción excesiva de grasa impide el desarrollo normal del cabello, provocando la obstrucción de los folículos pilosos y, en la mayoría de los casos, es responsable de la aparición de las alopecias seborreicas.
Asimismo, esta demostrada la «relación directa entre un episodio vital estresante y procesos de pérdida capilar», afirma Vázquez. De hecho, estados de estrés, nerviosismo, tensión, depresión o ansiedad pueden provocar una bajada de las defensas y una alteración de los nutrientes que llegan a cada papila interfiriendo en la salud capilar.
Malos hábitos para la salud capilar
Por otro lado, la utilización constante y abundante de fijadores provoca una obstrucción en el folículo, endure el tallo capilar y debilita el crecimiento del cabello. «Dependerá de los compuestos químicos que formen el fijador, pero es evidente que lo más recomendable es la utilización de mascarillas a base de regeneradores del cabello», indica Vázquez.
Usar el secador de aire caliente de forma reiterada también puede ser perjudicial. El calor que emite el secador del cabello puede deshidratarla en exceso y si no se aplica a la distancia adecuada (5-10 cm) puede dañar el folículo y, a la larga, favorecer la caída del cabello.
Por su parte, el uso de tintes no es bueno para el cabello, ya que tienen componentes como el amoníaco que lo dañan en su estructura. También, si usan en muchas ocasiones extensiones, esto puede provocar la rotura de parte del cabello, mientras que el uso prolongado de pelo trenzado y los peinados apretados son una causa «muy común» de la caída del cabello.
Tratamientos para la calvicie
Si el problema se detecta a tiempo en una fase inicial, sí es posible. De ahí que haya que ir al especialista en cuanto se noten los primeros síntomas, porque entonces sí que puede haber solución. En ocasiones, el folículo está obstruido por diversas causas como la grasa o la caspa y el cabello que está en fase de crecimiento no puede salir, si ese folículo se limpia bien, se consigue que vuelva a salir y a recuperar poco a poco su fuerza.
Por otro lado y en el caso de que estos tratamientos no se hayan aplicado a tiempo, el microinjerto es una opción. Se trata de un proceso de «autodonación», por el que se quita el pelo de áreas que genéticamente están a salvo de pérdida de cabello para rellenar las áreas donde el cabello ha caído y continúa haciéndolo. El pelo se injerta respetando el mismo ángulo o dirección del cabello original. Esta intervención se lleva a cabo con anestesia local y el postoperatorio se realiza en casa.
Estrella Digital/EP