Manu Brabo, el fotógrafo español detenido por el régimen de Gadaffi que ha sido liberado hoy sufrió un “secuestro” de lo más movido. Fuentes de Exteriores aseguran que el fotógrafo fue cambiado de ubicación dentro de Trípoli varias veces. Estos cambios llevaron por la calle de la amargura al equipo del CNI que estaba siguiendo su situación. Un camino de espinas por el Trípoli bombardeado por la OTAN que Exteriores no transmitió a la familia de Bravo –que en realidad se llama Manuel Varela de Seijas–, que siempre ha pensado que estaba en un centro de detención “en condiciones aceptables”.
Fuentes de Exteriores reconocen a Estrella Digital que ha habido “medias verdades” en la información que se ha pasado a la familia, “para evitar sustos innecesarios”. Esas medias verdades incluyen las pruebas de vida que efectivamente recibió la familia por medio del diplomático español que acudió a visitarlo a Trípoli. “Las pruebas eran reales, no se contó toda la verdad sobre cómo se consiguieron”, asegura un analista de Exteriores integrado en la célula de crisis organizada por el secuestro.
El mediador, el diplomático Diego Ruiz Alonso, acudió a Trípoli custodiado por un equipo de agentes de la Unidad Especial de Operaciones, la élite de la Guardia Civil en materia de ‘boinas verdes’.
Eva Díaz