El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha finalizado su discurso en el Debate del estado de la Nación ofreciendo y pidiendo a la oposición, «con la máxima franqueza y disponibilidad», su colaboración contra la crisis, y subrayando que para ello es necesario «concretar» las alternativas.
Zapatero aludía así, aunque no ha llegado a mencionarle, al líder del PP, Mariano Rajoy. «La colaboración no significa renunciar a las alternativas pero sí requiere concretarlas para que la posibilidad de un diálogo mínimamente constructivo sea al menos verosímil», ha manifestado.
Según Zapatero, en este momento son más necesarios que nunca «el esfuerzo colectivo y la colaboración institucional», y ha advertido a la oposición de que «las urgencias políticas no deberían llevar a nadie a desdeñarlo» porque seguirá siendo así «después de las próximas generales, gobierne quien gobierne entonces».
En otro momento de su intervención, Zapatero ha pedido también «colaboración leal» y esfuerzos de corresponsabilidad fiscal» a las comunidades autónomas. En ese sentido, ha subrayado que todos deberán «rendir cuentas» de su actitud, aunque en primer lugar el Gobierno y su presidente.
Al final de su discurso de su último Debate del estado de la Nación, el presidente ha introducido una «reflexión» sobre el «significado y la magnitud» de la crisis, que ha calificado de «gran reto colectivo».
«Nunca he dudado del rumbo elegido»
Zapatero ha dicho entender y compartir la «impaciencia por ver el final del túnel», pero ha proclamado que esa impaciencia no le ha llevado «nunca a dudar del rumbo elegido» ni tampoco de la capacidad de España «como país».
Así, ha defendido que aunque la salida de la crisis no depende sólo del Gobierno, el Gobierno sí está haciendo lo que está en su mano. «Así lo creo, aunque la tarea aún no arroje, al día de hoy, los resultados que deseamos», ha reconocido.
Además, ha pedido que «nadie» cuestione la capacidad de España para salir de la crisis, porque en el pasado el país ha salido de «retos colectivos de magnitud semejante» y, además, cuenta con «fortalezas indiscutibles».
Entre las fortalezas, ha mencionado que la renta per capita está en el entorno de los 25.000 euros, y se mantiene por encima del promedio europeo «a pesar de la grave crisis»; que la renta disponible es un 17 por ciento superior a la de 2003, que hay empresas españolas líderes internacionales en sus sectores y que los «graves déficit» educativos están cayendo.
También ha destacado que España disfruta de un nivel «muy estimable» de servicios públicos y un «considerable desarrollo de la política social» y un Estado del bienestar que todo el mundo debe «contribuir a proteger».
Sobre las reformas
De este modo, ha defendido que sus reformas «no caen en barbecho», sino que «activan al máximo» esas fortalezas y aseguran que España pueda dar «un salto hacia adelante en competitividad» y recuperar el crecimiento. Sin embargo, ha reconocido que es necesario «seguir haciendo un gran esfuerzo colectivo» porque está en juego el «bienestar» en las próximas décadas y el «desmentir la adfiormación de que vamos a tener una feneraicón perdida».
En este punto, ha dejado claro que su opinión es que no habrá tal «generación perdida», pero ha avisado de que ello «va a exigir un gran esfuerzo colectivo, gran sentido de la responsabilidad y gran colaboración entre todos».
España, ha proclamado, no podrá volver a crecer y a crear empleo igual que antes de la crisis, y para eso deberá «perseverar en el proceso de reformas» y en la austeridad. «España va a superar una prueba dura, en un contexto europeo e internacional muy complicado. Y hay que llegar hasta el final. Y sabremos hacerlo», ha manifestado.
«No es un esfuerzo impuesto desde fuera»
Zapatero ha dejado claro que llevará adelante las reformas*»tan lejos como sea aconsejable para mejorar la competitividad», «pero no a costa de romper equilibrios sociales básicos o de quebrar el modelo social y constitucional». Y, además, ha justificado que no se trata de un «esfuerzo ciego, al servicio de una determinada ortodoxia económica o impuesto desde fuera».
«Yo no lo concibo así», ha asegurado, para subrayar que este «esfuerzo tiene sentido» para poder «renovar» las aspiraciones «de una sociedad más equitativa, capaz de extender el bienestar y de dispensar oportunidades a todos».
Riesgo de deslegitimación
Por ello, se ha declarado consciente de que los «ajustes» deben tener una «contrapartida de esperanza» para los ciudadanos, porque si no es así, ha admitido, se corre un riesgo de «de deslegitimación de las instituciones -de las europeas y de las españolas- y hasta de los sistemas democráticos, que han de proveer de bienestar o al menos de un horizonte para ese bienestar».
Según Zapatero, frente a ese riesgo él contrapone su «constante preocupación por velar por la cohesión social, por propiciar un reparto equitativo y solidario de los costes de la crisis» y también su «constante voluntad» dialogar con los grupos políticos, las Administraciones y los interlocutores sociales, a pesar de las dificultades «provenientes de la agenda política», de las que ha dicho ser «muy consciente». El jefe del Ejecutivo ha aprovechado para agradecer a los agentes sociales su «diálogo» y su responsabilidad».
Estrella Digital/Efe