Si entendemos por patrón dietético o alimentario el conjunto de alimentos usualmente ingeridos por la mayoría de individuos de un grupo de población en un marco de tiempo determinado, lo primero que habría que decir es que la Dieta Mediterránea, o mejor dicho, la Alimentación Mediterránea, es mucho más que eso. Resalto lo de Alimentación en vez de Dieta, ya que el concepto alimentación, es decir, la elección voluntaria de lo que comemos y la manera de cocinar y llevar a cabo las comidas, forma parte de un estilo de vida, lo que sin duda abarca más aspectos que la dieta. Se trata realmente de una filosofía de vida basada en una forma de alimentación que combina ingredientes locales mediante recetas y habilidades culinarias propias de cada lugar y que, unida a la práctica de ejercicio físico moderado (pero casi a diario), favorecido por un clima benigno, completan un estilo de vida que hoy los científicos nos invitan a adoptar en beneficio de nuestra salud.
La alimentación no es, en el Mediterráneo, una mera fuente de nutrientes. Los alimentos se saborean y las comidas resultan placenteras y reposadas, especialmente en compañía de familiares y amigos. Esto también la hace saludable.
Desde el “Estudio de los siete países” en los años 60 de Ancel Keys, se demostró que la población de los tres países mediterráneos presentaban una tasa de mortalidad por enfermedades cardiovasculares muy inferior a la de las poblaciones no mediterráneas. Posteriormente, esta área fue invadida por la cultura del “fast food” y todo ha cambiado.
Hay que recordar que las principales características de la Alimentación Mediterránea son:
– Alto consumo de verduras y hortalizas, legumbres, frutas, frutos secos y cereales.
– Elevada ingesta de aceite de oliva, como principal fuente de grasa tanto para cocinar como para aliñar los alimentos.
– Consumo moderado-alto, aunque con regularidad, de pescado.
– Ingesta baja-moderada de productos lácteos (principalmente en forma de queso o yogur).
– Bajo-moderado consumo de carnes rojas y productos cárnicos procesados.
– Consumo moderado, aunque con regularidad, de alcohol, principalmente en forma de vino tinto consumido con las comidas.
Este conjunto de alimentos deben ir acompañados, según los casos, de especias y condimentos (ajo, pimienta, canela y distintas hierbas y vegetales aromáticos, muchos de ellos autóctonos del mediterráneo: romero, tomillo, laurel, perejil, orégano…), que forman parte de muchos platos y salsas.
La Alimentación Mediterránea comprende todos los grupos clásicos de alimentos y su fundamento es, en cierta manera, incluir “un poco de todo” y esto es, precisamente, la base de una alimentación correcta.