Durante una de las sesiones del juicio por los trajes de Camps, el jurado y todos los presentes han escuchado una de las conversaciones telefónicas intervenidas por la policía entre Pablo Crespo y Francisco Correa con Ricardo Costa, exsecretario general del PP valenciano. Lo curioso es que mientras Costa negaba a Correa y decía que lo conocía de dos ocasiones, esas grabaciones demostraban todo lo contrario. Es curioso, también que, mientras asegura no conocerle, le diga: «¿Estás bien?, me alegro, tío; cuídate mucho, un abrazo».
La explicación que da Costa es tan increíble como inverosímil: «Nunca hablaba con él, solo lo he visto en dos ocasiones. Fue una conversación -la telefónica- ajena a mi voluntad y en la que participé lo más amigablemente posible, es una cuestión de educación dar recuerdos».
Esa conversación que tuvo lugar el 12 de noviembre de 2008 la inicia Pablo Crespo que llama telefónica a Correa. Tras hablar varios minutos entre ellos le pasa el teléfono a Ricardo Costa y es cuando tiene lugar otro de los pasajes más jugosos y enigmáticos del caso Gürtel: “Tu en Brasil, cabrón, y yo trabajando en San Juan y en Orihuela»,«tú cabrón, eso que tenía un futuro acojonante como secretario te lo cambio» le dice el ex «número dos» de Francisco Camps en el PPCV a Correa, quien le contesta: «Dentro de unos años serás presidente del Gobierno». El ex secretario general del PPCV le traslada que no corresponde a él, y el interlocutor le insiste: «dentro de unos años serás el futuro presidente porque el candidato que tenéis ahora espero que no lo tengáis en 2011».
¿De quién hablaban? ¿de Rajoy? ¿de Camps?
De Camps no podía ser pues no era candidato sino presidente y, sobre todo, según lo que se juzga todos eran un grupo de “amiguitos del alma”. Entonces…, poca duda cabe de que se referían a Rajoy.
Al fin y al cabo, una de las cosas que hizo cuando ocupó la presidencia del PP fue ordenar a las autonomías populares que no trabajaran con el grupo de Correa. Como todo el mundo sabe, las únicas comunidades que siguieron haciéndolo, a pesar de la directriz de Génova, fueron Madrid y Valencia, los dos enclaves fuertes de la corrupción de la Gürtel, cuyas redes habían llegado a penetrar en sendos gobiernos. Por tanto, a Correa le interesaba tener a Rajoy en fuera de juego y contaba con la colaboración, sin que pueda demostrarse que de manera organizada, de la caverna mediática. Sus huestes llevaban meses azuzando a Rajoy con feroces críticas por la derrota de las Generales y ensalzando a Esperanza Aguirre.
La presidenta madrileña que, según dijo, fue la última en enterarse, tenía parte de su gobierno carcomido por la red corrupta, cuyos cabecillas habrían utilizado sus contactos en Madrid y Valencia para intentar volver a Génova si Rajoy no hubiera continuado. Fuentes consultadas y bien informadas, no ven tan descabellada esta conspiración.
Lo cierto es que el tiempo pone a las personas en su sitio y que el ataque de Correa a Rajoy ha dejado al líder del PP y futuro Presidente como un político honrado que, además en contra de la opinión del corrupto Correa, ha ganado las elecciones.
Los votantes del PP afortunadamente no se dejaron influir por Correa y su banda.
Julio Quercus