El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad va a plantear al Ministerio del Interior la reubicación de los escoltas policiales que ya no sean necesarios en el País Vasco y otros puntos de España para que puedan prestar servicio en la protección de las mujeres víctimas de violencia de género.
Según fuentes del departamento dirigido por Ana Mato consultadas por Europa Press, el asunto se tratará en una reunión que se celebrará en próximas fechas con el Ministerio del Interior en la que «se va a estudiar qué efectivos policiales hay disponibles para la protección de las víctimas de violencia de género».
Este mismo martes, ante el Pleno del Senado, Ana Mato ha abierto la puerta a la contratación de seguridad privada para las mujeres en situación de riesgo que necesiten protección, algo a lo que se llegaría en caso de que con la reubicación de efectivos policiales no pudieran cubrirse las necesidades existentes en todo el territorio, conforme aclaran las fuentes consultadas.
El Sindicato Unificado de Policía (SUP) estima que en la actualidad España dispone de un policía para cada cinco mujeres víctimas de malos tratos en situación de riesgo que necesitan protección, mientras que en torno a 10.000 agentes entre policías y guardias civiles prestan sus servicios como escolta.
Para el portavoz de la organización, José María Benito, la cifra de escoltas policiales disponibles para lucha contra la violencia machista dependerá del baremo que se aplique a la hora de retirar esta protección a quienes ahora disponen de ella. No obstante, en su opinión es una «excelente idea» siempre que estos agentes reciban la formación adecuada para sus nuevas tareas.
Según ha apuntado, fue el SUP quien elevó al último ministro del Interior del Gobierno de José María Aznar, Ángel Acebes, una propuesta de creación de lo que actualmente son las Unidades de Prevención, Asistencia y Protección contra los Malos Tratos a la Mujer (UPAP), que a su juicio deberían tener 5.000 efectivos y funcionar como las patrullas de seguridad ciudadana, «con sus propios coches» y vigilando «no sólo a la mujer, sino también al maltratador».