Tras una semana de contradicciones, desmentidos y de escapadas por la puerta de atrás, el presidente del Gobierno ha decidido poner orden y dar la cara. Lo ha hecho primero en el Congreso de los Diputados, en la habitual Sesión de Control al Gobierno de los miércoles, y a continuación en los pasillos del Hemiciclo, donde una nube de periodistas esperábamos como agua de mayo que Mariano Rajoy lanzara una mensaje de tranquilidad a una sociedad cada vez más preocupada por la situación que atraviesa el país. Este martes no quiso hacerlo en el Senado, pero hoy ya no había lugar para seguir jugando al ‘escondite’ con los medios de comunicación. «Tengo las idea muy claras y cuento con el apoyo de la mayoría de los españoles», ha sentenciado el presidente del Gobierno.
Desde Moncloa son conscientes de que la comunicación ha fallado estrepitosamente esta semana, y por eso, rápidamente han intentado ponerle remedio. Sólo era necesario que Rajoy hablara para que los rumores que señalaban a un apabullante nerviosismo en el Ejecutivo ‘popular’ comenzaran a difuminarse. Ahora más que nunca, es necesario trasmitir una imagen de estabilidad y de liderazgo -no sólo de puertas para afuera, sino también de puertas para adentro- y en esa labor ha comenzado a trabajar este miércoles el líder del Ejecutivo, que ha reconocido que la política que está llevando a cabo el Gobierno es «dura y costosa» y que no va a tener efectos «a corto plazo», pero que «es la que hay que hacer en estos momentos».
Rajoy ha vuelto a insistir en que nos encontramos ante una «situación excepcional y tenemos que reaccionar con medidas excepcionales». Así ha justificado el presidente del Gobierno el nuevo «tijeretazo» de 10.000 millones en Educación y Sanidad, aunque tampoco se ha querido olvidar de la deuda heredada. «El año pasado se gastó 90.000 millones de euros más de lo que se ingresó, una deuda que puede colocar a España en una situación muy difícil», ha sentenciado el líder ‘popular’, que ha indicado que hay que reducir el déficit público, gastar de acuerdo con lo que se ingresa, hacer reformas para ser competitivos, trabajar en la reestructuración del sistema financiero para que vuelva el crédito y seguir con las reformas. «Hemos hecho muchas en estos tres meses, pero más tendremos que hacer en los próximos tiempos», ha advertido.
El PSOE ofrece diálogo y consenso al Gobierno
Ante esta ola reformista que Rajoy está acometiendo, el principal partido de la oposición en el Congreso le ha ofrecido diálogo y consenso. No obstante, el presidente parece no estar muy por la labor. Este miércoles, ante los periodistas, el líder del Ejecutivo, y en respuesta a la posibilidad de alcanzar un pacto global con otros partidos, ha asegurado que a él le corresponde gobernar, puesto que cuenta con el apoyo mayoritario de la población y, a partir de ahí, «si alguien quiere sumarse y aportar iniciativas será bienvenido», ha explicado el presidente.
Pocos minutos antes de hacer estas declaraciones, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, le hacía una petición similar. Los socialistas le han preguntado al presidente que cuándo va a inicial el diálogo con los agentes sociales sobre la reforma laboral, con las comunidades autónomas sobre los 10.000 millones menos con los que contarán para Sanidad y Educación y con los partidos políticos. «El diálogo fortalecería al país», le ha recriminado Rubalcaba, tras hacerle una petición de consenso ante la crisis.
Petición a la que el presidente ha respondido con un aclaración: «Una cosa son las declaraciones públicas y otra llegar a acuerdos». Según el presidente, ambos se han reunido ya varias veces y aún no han conseguido ponerse de acuerdo en mucho. De hecho, y tal y como le ha recordado Rajoy, aún no han sido capaces de alcanzar un consenso sobre la renovación de los órganos que dependen de la Cámara baja. «Y me lo sigue retrasando. Deje de predicar y empiece a dar trigo. Estoy dispuesto a hablar con usted cuando lo estime oportuno y conveniente», ha sentenciado el presidente, que también ha aprovechado su intervención para recordar a Rubalcaba que «el diálogo social está abierto», aunque no está dispuesto a hacer lo que le piden partidos que tienen menos apoyos; y para refrescarle la memoria sobre su actuación cuando era vicepresidente de Zapatero. «Le recuerdo que cuando ustedes aprobaron la anterior reforma laboral y les hicieron una huelga general lo que dijeron fue que la normativa no se iba a tocar porque ya estaba en el Parlamento», ha espetado Rajoy minutos antes de acusarle de «amnesia selectiva». «Hemos hablado siempre que ha querido y estoy dispuesto a seguir haciendo lo mismo», ha concluido el presidente.
Elsa Sardina Vejo