Mientras que François Hollande se esfuerza en demostrar a sus adversarios y a los votantes que no es un hombre blando y sin carisma político, como se le acusa, con discursos vibrantes y sólidos, más seguro de sí mismo, en España la situación es bien distinta. Los residentes franceses en nuestro país prefieren al actual presidente, Nicolas Sarkozy, aunque las encuestas avalan la victoria de su rival socialista con una desahogada ventaja.
Hollande parece haber convencido en Francia pero no en España. Según los datos de la primera vuelta de las elecciones, ofrecidos por la embajada francesa de nuestro país, los resultados son contundentes: Sarkozy obtuvo 7889 votos frente a los 5795 que sumó su actual contrincante en esta segunda vuelta, un total de 2094 votos más.
Durante el transcurso de la campaña, la peligrosa situación económica de España es una herramienta electoral más del candidato de la UMP, que la utiliza para respaldar su política y su discurso. La emplea para desprestigiar la estrategia de los socialistas y sembrar el temor en el caso de que estos llegaran al poder. Y además, insiste incluso en Twitter, el medio de los 140 caracteres: «¿Quiere el señor Hollande seguir la misma política que la de la España de Zapatero?».
Pero a pesar de su obstinación, Sarkozy no ha conseguido que la comparación Zapatero-Hollande se convierta en un tema de especial trascendencia en Francia. Ha sido un argumento más pero no ha generado debate alguno. Mathieu de Taillac, corresponsal en España de varios medios franceses como Le Figaro o Radio France, ha asegurado a ESTRELLA DIGITAL que en Francia están a otra cosa, «las referencias a España suscitan muchas más reacciones aquí, allí es uno entre muchos otros argumentos de campaña».
Aquí las cosas son muy distintas, y la pregunta del conservador ha sido clara: «¿Hay un solo francés que quiera para Francia el destino de España?». Y lo cierto es que su mensaje ha calado.
Franck Brebion es francés, tiene 24 años y es licenciado en administración y dirección de empresas. Lleva 16 años en España y conserva su nacionalidad. Cree que la política de su país se ejerce con más sensatez que en España y que su imagen es «mas seria». Procura seguir la política francesa «aunque no es fácil», y son «Internet» y «las conversaciones con familiares» que viven allí, lo que le mantiene al corriente de todo. Franck votó a Sarkozy en la primera vuelta, aunque no muy convencido: «Le he votado porque considero que es el menos malo». Reconoce que las referencias a España por parte del líder conservador sí que le asustan, «transmite miedo y reflexión».
Aun así, está convencido de que la política y la gestión española se encuentran muy alejadas del sistema francés y afirma que tanto Sarkozy como Hollande «parecen dispuestos a tomar medidas para remediar la deuda que tiene Francia, algo que no hizo Zapatero».
Culpa de Zapatero
Culpar al socialismo de las dificultades económicas que atraviesa España ha sido la premisa del todavía presidente francés, desde que presentó su programa electoral el pasado mes de abril. Se ha referido a la política de Zapatero como desastrosa, ha recalcado su mala gestión y la ha descrito como «un festival de gastos». El catastrofismo de sus argumentos respecto a la situación española apenas han tenido repercusión en Francia, pero en España sí ha conseguido propagar la duda.
Yvette Simon es una jubilada francesa residente en Madrid que lleva casi 34 años en España pero al igual que Franck también mantiene su nacionalidad. Asume que en su país «ya de por si se pagan muchos impuestos» y admite su preocupación sobre la ventaja que goza Hollande sobre Sarkozy. Le inquieta que el próximo 6 de mayo los socialistas se hagan con el poder porque cree que eso afectará a los ingresos públicos «y da miedo que se aumenten más los impuestos». Como su compatriota, Yvette es consciente de la delicada situación económica que atraviesa su país y de su asfixiante deuda, pero cree que «las medidas que propone Sarkozy son más sensatas y más concretas». Aprovecha para criticar la posición de Hollande y le acusa de no «mojarse mucho» y de conformarse con «dar solamente ideas muy generales que no se sabe muy bien como las llevará a cabo» y asegura que no se explica con más concreción por su condición de «favorito».
Es por su excesiva prudencia por lo que Hollande recibe más críticas. El candidato socialista ha optado por una actitud dinstinta de la táctica de los conservadores que se funda en el alarmismo. El líder socialista, fiel a su línea moderada, pidió respeto para su colega español y acusó a su rival de «malos modales».
Es cierto que se mantiene cauto pero a medida que avanza la campaña su confianza crece y le permite despertar y exhibir su carácter. Ante las continuas alusiones de Sarkozy a España y a su expresidente del gobierno, Hollande por fin se enfrentó con seguridad y contundencia cuestionando el mandato del conservador.
Daniel Pataa nació en Poitiers, tiene 36 años y trabaja como profesor de inglés en el colegio Liceo Moliere de Madrid. Rechaza la postura de Sarkozy y no entiende su cambio de opinión sobre la política española y recuerda que cuando Zapatero estaba en la cima del poder y había que llevarse bien con él lo ponía como ejemplo hablando del «zapaterismo» y de su milagro económico y social. «Ahora, el discurso ha cambiado». Considera ineficaz los argumentos del conservador porque «no se puede ni se debe comparar nunca un país con otro porque cada país tiene su historia, su geografía y su contexto político-económico-social».
Por el momento la dureza de Nicolas Sarkozy durante la campaña le ha permitido acortar algo de distancia. Tendremos que esperar al próximo 6 de mayo.