Los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN han reiterado este lunes su compromiso de completar el relevo en Afganistán «a finales de 2014» cuando las fuerzas de seguridad afganas deben haber asumido la responsabilidad «total» de la seguridad en todo el país, tal y como pactaron en la cumbre de Lisboa en noviembre de 2010, pese al anuncio del presidente francés, François Hollande, de que retirará este mismo años las tropas de combate galas, tal y como prometió en campaña electoral.
«Estamos replegando de forma gradual y responsable nuestras fuerzas para completar la misión de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) el 31 de diciembre de 2014», confirman los jefes de Estado y de Gobierno aliados en la declaración adoptada esta madrugada en la cumbre de Chicago.
«Hacia mediados de 2013, cuando la transición comience en el quinto y último tramo de provincias, habremos alcanzado un importante hito en nuestra ‘hoja de ruta’ de Lisboa y las fuerzas de seguridad nacional afganas estarán en primera línea en la seguridad en todo el país», lo cual permitirá que las fuerzas internacionales se centren de manera «creciente» en tareas de entrenamiento, asesoramiento y asistencia a las fuerzas afganas y cada vez menos en operaciones de combate.
«A finales de 2014, cuando las autoridades afganas hayan asumido la responsabilidad plena de la seguridad, la misión de combate dirigida por la OTAN habrá terminado», confirman los líderes aliados.
En todo caso, los aliados seguirán aportando, a través del Acuerdo Duradero con Afganistán, «un apoyo fuerte y a largo plazo político y práctico» y ofrecen la puesta en marcha, a petición del Gobierno afgano, de «una nueva misión posterior a 2014 de naturaleza diferente» para «entrenar, asesorar y asistir a las fuerzas de seguridad nacional afganas, incluidas las fuerzas de operaciones especiales afganas», reza la declaración.
«Esta no será una misión de combate», aseguran los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN, que ya han dado instrucciones para «comenzar inmediatamente el proceso de planificación militar» para la nueva misión. Ello permitirá identificar los cometidos de la nueva misión y el número de efectivos y medios necesarios para llevarla a cabo.
Los aliados prometen aportar «su parte» para garantizar la sostenibilidad económica a largo plazo de las fuerzas afganas junto a otros actores de la comunidad internacional, pero subrayan la importancia de ver «progresos tangibles» por parte del Gobierno de Kabul para cumplir sus compromisos de lograr una sociedad democrática fundada en el Estado de Derecho, la buena gobernanza y la lucha contra la corrupción y que garantice «los Derechos Humanos y las libertades fundamentales de todos sus ciudadanos, incluida la igualdad entre hombres y mujeres y una participación activa de ambos en la sociedad afgana».
Por ello, también subrayan la importancia de que las próximas elecciones en el país centroasiático, a las que no concurrirá el presidente afgano, Hamid Karzai, respeten los principios de «transparencia, inclusividad y credibilidad».
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, se ha mostrado «optimista» de que se lograrán cubrir los 4.100 millones de dólares anuales necesarios para financiar a las fuerzas afganas en el futuro, pero ha dejado claro que «no es una responsabilidad exclusiva de la OTAN y la ISAF, sino de toda la comunidad internacional». En todo caso, ha dejado claro que Chicago «no es una conferencia de donantes» y ha insistido en que de la cumbre no saldrán «cifras concretas».
España contribuirá a la financiación de los aviones no tripulados
Los aliados también han dado luz verde a la puesta en marcha del sistema de Vigilancia Terrestre de la OTAN (AGS) que esperan poner en marcha entre 2015 y 2017 a partir de la adquisición conjunta de cinco aviones no tripulados por parte de 13 aliados entre los que no figura España, aunque contribuirá a la financiación común del sistema y cuyo contrato para su adquisición ha sido firmado en la cumbre. «Permitirá a nuestros comandantes identificar amenazas, objetivos y ver lo que ocurre a largas distancias en cualquier momento», ha explicado Rasmussen.
Otros de los proyectos, ha explicado el danés, se centrarán en la adquisición conjunta de robots controlados a distancia para neutralizar artefactos explosivos improvisados, una de las principales amenazas en Afganistán o en la puesta en común de aviones de patrulla marítima para mejorar las capacidades de vigilancia.
Los líderes aliados también han acordado reforzar los ejercicios conjuntos, el entrenamiento y la educación de sus fuerzas militares y reforzar también la cooperación entre sus fuerzas especiales, además de reforzar el uso de la Fuerza de Respuesta Rápida de la Alianza, una fuerza multinacional de hasta 25.000 efectivos que debe poder desplegarse en menos de cinco días durante un periodo de 30 días. «En la medida de lo posible, reforzaremos también nuestras conexiones con socios, para que cuando queramos actuar juntos, podamos», reza la declaración de la cumbre.
Los líderes esperan que para 2020 las fuerzas aliadas sean «modernas, estrechamente conectadas y equipadas» para que «puedan operar junto a socios en cualquier escenario».
Los Veintiocho aliados han subrayado «los esfuerzos» de los aliados europeos para reforzar sus capacidades de defensa propias como «una contribución importante al vínculo trasatlántico» tras insistir en la importancia de mantener dicho vínculo «fuerte» y «la solidaridad en la Alianza», aunque «compartiendo responsabilidades, funciones y riesgos» para atender los desafíos a la seguridad futuros.
Rasmussen ha dejado claro que los aliados han recibido del presidente estadounidense, Barack Obama, «firmes compromisos» de que Washington «seguirá desarrollando una Alianza trasatlántica fuerte». «No sólo Estados Unidos, sino todos los aliados se han comprometido a desarrollar más esta Alianza trasatlántica fuerte», ha insistido el danés.