Día de tensión en el Congreso de los Diputados. Con la prima de riesgo de nuevo por la nubes y la crisis de Bankia aún dividiendo a los grupos parlamentarios, este jueves se debatía y convalidaba la segunda fase de la reforma financiera; y todo parecía indicar que el Gobierno se volvía a quedar solo ante el peligro. Desde bien temprano por la mañana, los globos sonda procedentes desde el principal partido de la oposición auguraban un triste final, teniendo en cuenta que la primera fase de esta reforma sí la aprobaron. «En esta ocasión, la negociación está complicada», decía a Estrella Digital una diputada socialista. «Hemos pedido concesiones en temas claves para nosotros como son la Sanidad y la Educación y estamos a la espera de ver a qué acuerdos llegamos», continuaban relatando las mismas fuentes. Todo eran incógnitas, carreras por los pasillos y mucho nerviosismo, sobre todo en la bancada ‘popular’, que veía en esta negociación una cuestión «capital» de cara a la próxima cita europea.
«Este decreto es imprescindible. Buscamos el máximo consenso, el apoyo es absolutamente fundamental», ha llegado incluso a rogar el ministro de Economía en el Congreso dirigiéndose sobre todo al PSOE, durante su comparecencia en el Parlamento a primera hora de la mañana. Ruegos que finalmente han sido escuchados por el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, que a las 14.00 horas ha decidido comparecer para explicar su encuentro con el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, con el que ha comenzado una ronda de contactos para buscar consenso en «temas fundamentales para el país»; y de paso anunciar -media hora antes de la votación- la abstención de su grupo en la convalidación de la reforma financiera.
Teniendo en cuenta la dura intervención de Valeriano Gómez, el responsable de defender este jueves la postura del PSOE en el Congreso, el sí a esta nueva normativa quedaba muy lejano. Así que entre el rechazo frontal y la abstención, ésta segunda opción era la menos mala. Tal es así, que al final de la mañana, y con la casi certeza de que los socialistas iban a votar en contra del Real Decreto sobre saneamiento y venta de los activos inmobiliarios del sector financiero, la posición del PSOE incluso ha sido bien recibida entre los ‘populares’. «Por lo menos se abstienen y no votan en contra de una reforma que a todas luces es necesaria para volver a transmitir confianza a los mercados», comentaba a este diario un diputado del PP.
No obstante, no podemos obviar que el único acuerdo que se ha mantenido inalterable en los últimos años entre el PP y el PSOE, el que tiene que ver con los bancos y las cajas de ahorros, se ha agrietado; y que la abstención, al igual que el voto negativo, puede lanzar señales negativas al exterior. Por este motivo, Rubalcaba, en su comparecencia de este jueves, ha vuelto a insistir en el diálogo y en el consenso. Según el socialista, el hecho de que el Gobierno haya aceptado tramitar esta normativa como proyecto de ley es significativo y positivo. «Eso quiere decir que están dispuestos a debatir las propuestas del resto de grupos parlamentarios», ha explicado el secretario general del PSOE, que ha insistido en que la «situación es muy delicada» y que por ello el PSOE se ha propuesto hacer una oposición «responsable», y no «sembrar más incertidumbres».
En el bando opuesto, sin embargo, no se acaban de creer estas buenas intenciones. «Querían unos minutos de gloria. Por eso han estado mareando la perdiz», han dicho a este diario fuentes ‘populares’, que insisten en que las peticiones socialistas sobre Educación y Sanidad eran «cortinas de humo para desviar la atención». Al final, ésta ha sido la única petición que el Ejecutivo no ha aceptado; y éso no les ha impedido abstenerse.
Según Rubalcaba, durante las negociaciones de esta reforma, el PSOE ha hecho una propuesta concreta al Gobierno para que se abra el debate sobre estas cuestiones y abordarlas en una conferencia de presidentes. «Nosotros creemos que por supuesto hay que hablar de los bancos, pero también de la Educación y de la Sanidad», ha explicado el socialista. No obstante, el Ejecutivo no se ha mostrado muy receptivo al respecto. O por lo menos así lo ha explicado el ministro de Guindos: «El Gobierno está dispuesto a discutir sobre el problema de las participaciones preferentes o sobre las sociedades inmobiliarias en las que las entidades van a poder colocar sus activos tóxicos para sanear sus balances, pero no sobre los ajustes».
Los «síes» de De Guindos
Al final, dicho y hecho. Economía ha dicho «no» a debatir el recorte de 10.000 millones de euros en Educación y Sanidad, pero el PSOE ha conseguido que el Gobierno aceptara varias de las condiciones que esta semana remitió al ministro De Guindos para dar su respaldo a la segunda fase de la reforma financiera. Tal y como ha explicado el secretario general del PSOE, el titular de Economía ha dicho sí a dos cuestiones claves para ellos: No habrá un euro público que se pierda y el decreto contemplará cuestiones concretas para las familias y las pymes. «En esas condiciones, estamos dispuestos al diálogo», ha sentenciado.
Sea como fuere, el caso es que Mariano Rajoy ha conseguido sacar adelante la segunda fase de su reforma financiera con 178 votos a favor, 28 en contra y 123 abstenciones. UPN y Coalición Canaria han sido los únicos apoyos explícitos que el Gobierno ha obtenido durante esta sesión. «A pesar de que nadie nos ha llamado para explicarnos nada, tenemos sentido de Estado y altura de miras», ha dicho la portavoz canaria, Ana Oramas, para justificar su voto positivo. Por su parte, CiU -al igual que el PSOE- se ha abstenido, y el resto de partidos han votado en contra, utilizando la crisis de Bankia como argumentario principal.