jueves, septiembre 19, 2024
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Rajoy esperará a conocer la opinión de los evaluadores para tomar decisiones

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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, continúa apagando incendios. Este jueves, el baile de cifras sobre la cantidad de millones de euros que España necesitará para sanear la banca se ha convertido en el protagonista del día. La jornada ha comenzado con la estimación del PP Europeo que ha hablado de entre 80.000 y 100.000 millones de euros; ha continuado con la del Fondo Monetario Internacional que lo cifraba en 40.000 millones; y ha concluido con los mensajes de «prudencia» que tanto la Comisión Europea como el líder del Ejecutivo español han reclamado para estos momentos de «extremada fragilidad».

Mariano Rajoy ha rescatado el discurso que horas antes hacía desde Bruselas el portavoz comunitario de Asuntos Económicos, Amadeu Altafaj, en el que denunciaba que no es serio especular con cifras que tienen márgenes de error de 40.000 millones de euros; y ha defendido que lo prudente para ser un gobernante «serio» es esperar a conocer los informes que realicen los evaluadores independientes -«que para eso les hemos pagado», ha apuntillado el presidente- y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la situación del sistema bancario español antes de tomar decisiones sobre el proceso de recapitalización de las entidades.

El líder del Ejecutivo no ha querido hablar de cifras concretas, puesto que considera que cuando lo haga será la «verdadera y definitiva»; y ha insistido en que sólo con la evaluación externa e independiente sobre la mesa, y después de haber hablado con «todos los socios europeos» adoptará las mejores soluciones para el «conjunto de los intereses de los españoles». Según Rajoy, cualquiera puede hablar y especular con la cifras, a excepción, eso sí, del presidente del Gobierno. «Es de puro sentido comun», ha explicado el líder ‘popular’, que asegura no molestarle dichas informaciones, aunque considera que lo «razonable es esperar».

Respecto a los rumores sobre el posible rescate de la banca española, el presidente ha instado a los periodistas a que quienes quieran saber la situación real, que le pregunten a él; y ha optado por echar mano de la ironía para zanjar la cuestión: «A no ser, claro está, que alguien sepa más que el presidente del Gobierno». Una llamativa declaración con la que Rajoy ha esquivado valorar las últimas contradicciones que se han producido en el seno de su partido. Ni ha mencionado las declaraciones que este jueves hizo en Los Desayunos de RTVE el secretario general del PP Europeo, Antonio López-Istúriz, que ha estimado las necesidades de la banca española en aproximadamente 100.000 millones y que tras el revuelo formado ha tenido que matizar diciendo que son cifras que ha visto en la prensa. Y mucho menos aún ha querido hablar del ‘escándalo Beneyto’, cuya afirmación sobre que una posible intervención no sería el «apocalipsis», le ha costado el puesto como coordinador de la subcomisión del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

Un mensaje de tranquilidad y optimismo

Tal y como ha explicado el líder del Ejecutivo, su obligación es «estudiar bien las opciones». Así se ha manifestado en un encuentro con los periodistas en La Moncloa tras su reunión con el primer ministro holandés, Mark Rutte, donde ha vuelto a insistir en que estamos en un momento muy importante para la Unión Europea y para España; y por ello «hay que reflexionar y pensar». Su ministro de Economía, Luis de Guindos, ya aseguró que en Italia y nuestro país se juega el futuro del euro en los próximos días.

Rajoy no ha dicho tanto, aunque después de una semana más relajada en el área económica, con la Bolsa ya en verde y la prima de riesgo por debajo de la peligrosa barrera de los 500 puntos, sí ha querido tranquilizar al pueblo español e insistir en que «estamos haciendo lo que tenemos que hacer» para salir de la crisis. «El Gobierno tiene un plan perfectamente definido; y con él saldremos de esta situación», ha remarcado un Rajoy muy tranquilo y seguro de sus políticas, despejando así todas las dudas que puedan existir en Europa sobre la posibilidad de que España sea «una segunda Grecia».

«España es un país con 45 millones de habitantes y con un importante PIB para el conjunto de la Unión Europea. Nuestras empresas son importantes. Y dos de los bancos mas grandes e importantes del mundo son españoles», ha explicado el presidente español a la prensa holandesa, preocupada por las incertidumbres sobre nuestra solvencia y viabilidad. «Tenemos dificultades concretas, pero las solucionaremos», ha remachado, no sin antes recordar a los incrédulos que España es uno de los países que menos dinero público ha inyectado a la banca. Así, ha recordado el caso concreto de EEUU, y ha vuelto a recurrir a la herencia recibida para explicar -como ya hizo en su última comparecencia en Génova- que si nosotros lo hubiéramos hecho entonces, probablemente no estuviéramos en esta situación. Según el presidente, el principal problema de España es la deuda externa. «Se ha pedido mucho crédito fuera y ha aumentado la morosidad», ha sentenciado Rajoy, que no pierde la esperanza y asegura que «saldremos de la crisis».

En este contexto, ha vuelto a destacar la labor del Gobierno durante estos primeros seis meses y a insistir en su continuidad. «Hay que seguir haciendo esfuerzos», ha dicho el presidente, no sin antes recordar las necesidades del país: controlar el déficit público, es decir, que las administraciones públicas no gasten lo que no tiene, y reconstruir un sistema financiero saneado y sólido que pueda dar más crédito. Para ello es necesaria la implicación de la Unión Europea. Y en este contexto, ha vuelto a hablar de «integración» y «espíritu de unidad». Un asunto en el que parece no coincidir con su homólogo holandés, que al igual que Alemania, rechaza las ayudas directas a la banca desde el fondo de rescate europeo y la idea de una unión bancaria, aunque se ha mostrado partidario de una «supervisión europea de los bancos». «Europa sólo podrá comenzar a debatir sobre los eurobonos cuando los intereses que cada país paga por su deuda soberana se acerquen más», ha zanjado Rutte, enfrentándose así a Francia, y ahora también a España.

Elsa S. Vejo

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