Salió a la calle y se mezcló entre los integrantes de una asamblea del 15M. Dijo que lo hizo, dijo que iba de incógnito. El capítulo fue la mofa que terminó de lanzar a Cristina al estrellato, porque para ella el incógnito pertenece a una esfera tan privada como la marital. En ese paradero, el incógnito, está su marido desde hace tres meses. No sabemos si se lo cruza por la cocina, el salón o el portal, pero sí que la Justicia no lo encuentra.
No es un marido más, es el marido de la delegada del Gobierno en Madrid. El maridísimo. Francisco Javier Aguilar Viyuela. Un ex alto cargo del PP de Madrid que obliga a Cristina a jugar con doble rasero, por un lado defender el trabajo de los jueces, sólo hace dos días que decía esto: “Los jueces determinan si efectivamente se ha producido un delito. En eso consiste el estado de derecho, y no puedo sino apoyar cualquier cosa que tenga que ver con el estado de derecho”. Por otro lado, girar la cabeza ante la increíble “desaparición judicial” de su marido.
Aguilar Viyuela no cumple con sus obligaciones. Las de pagar. Ni ante sus adeudados, ni ante la justicia, porque el maridísimo no aparece.
Mientras, Cristina, acostumbrada a abrir la boca aunque la ocasión no lo pida, calla. Pero algunas mujeres del PP ya son grandes veteranas en la materia. Otras no ven el Jaguar.
Atentos, que ya les contaremos.