«Creía que me moría, sin agua para mis pastillas y sin comida», ha puesto de manifiesto a su salida de los Juzgados de Palma, rodeado de una treintena de cámaras y periodistas, ante quienes ha incidido en que todo ello ha sido «por culpa de la mujer más mala» que ha conocido en la vida, en referencia a la magistrada que por segunda vez ordenó su detención, María Pascual.
Unos improperios que ha proferido durante los más de veinte minutos que ha tardado en abandonar las dependencias judiciales hasta llegar a la calle, donde, acompañado por su hija Begoña y uno de sus abogados, Javier Álvarez Fernández, ha esperado durante otro largo rato la llegada de un taxi. Durante ese tiempo, el jerezano ha entrado en directo para varios programas nacionales ante la expectación de los ciudadanos que pasaban por allí.
«Esa tía es mala, un auténtico demonio y una criminal», ha proseguido el fundador de Nueva Rumasa, quien ha aludido de forma continua al «desprestigio de la Justicia gracias a magistradas como ella», lo que incluso ha llegado a trasladar a la propia jueza de refuerzo del Juzgado de Instrucción número 3 cuando ha comparecido en su despacho, si bien poco a poco le han instado a cesar en sus comentarios.
El encausado, visiblemente más demacrado de lo habitual, ha reservado asimismo palabras para Rumasa, manifestando que «pagará lo que debe» aunque ha culpado al presidente del Grupo Santander, Emilio Botín, de las deudas del ‘holding’ empresarial. Tras ello, tanto Ruiz-Mateos como su hija y su letrado se han introducido finalmente en un taxi, dejando atrás el cúmulo de periodistas congregados a las afueras de los Juzgados.
Estrella Digital/EFE