Los incendios forestales que han afectado al país en los últimos meses convierten al verano de 2012 en uno de los más trágicos de la última década y dejan tras de sí 10 muertos, más de 100.000 hectáreas arrasadas por el fuego e importantes daños ecológicos como los producidos en el Parque Nacional de Garajonay.
Los últimos datos facilitados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) señalan que, entre el 1 de enero y el pasado 26 de agosto, el fuego había arrasado más de 153.000 hectáreas de superficie forestal, cifra tres veces superior a la registrada en 2011 durante el mismo periodo de tiempo.
También es superior el número de siniestros, que suman más de 12.000 en estos ocho primeros meses del año, mientras que el año pasado se habían contabilizado 10.518 y especialmente indicativa es la diferencia entre el número de grandes incendios -más de 500 hectáreas afectadas- que pasó de los seis registrados en 2011 a los 31 de 2012.
Las escasas lluvias y las altas temperaturas durante los meses de julio y agosto se han convertido en peligrosos aliados del fuego, la mayoría de ellos ocasionados por imprudencias, aunque también ha sido significativo el número de incendios provocados intencionadamente, como los de las localidades valencianas de Cortes de Pallás y Andilla, que arrasaron cerca de 50.000 hectáreas.
Este año el fuego ha ocasionado, además, importantes daños en espacios protegidos como el Parque Nacional de Garajonay (La Gomera), Cabañero (Ciudad Real) y los parques naturales del Alto Tajo (Guadalajara) y Fragas do Eume (La Coruña).
Entre el 4 y el 18 de agosto, el incendio de La Gomera, que obligó a evacuar a la cuarta parte de la población, devastó unas 4.1000 hectáreas -el 11 por ciento de la superficie de la isla- 900 de ellas dentro del Parque Nacional de Garajonay, donde ardieron zonas de bosque húmedo que no se quemaban desde hacía más de un siglo.
El verano de 2012 comenzó con los dos incendios más graves que han tenido lugar en España en lo que va de año: el de Cortes de Pallás y Andilla, ambas localidades valencianas en las que ardieron alrededor de 50.000 hectáreas entre el 28 de junio y el 17 de julio.
Tres personas fueron detenidas acusadas de provocar intencionadamente ambos incendios, en cuyas tareas de extinción falleció, además, un piloto del Ejército.
Especialmente trágicos fueron también los siniestros declarados el 22 de julio en el Alt Empordà y La Jonquera (Girona), que calcinaron cerca de 14.000 hectáreas y se cobraron la vida de cuatro personas, todas de nacionalidad francesa.
El pasado 19 de agosto se desató el fuego más grave por masa forestal afectada en Castilla y León en los últimos diez años, que arrasó 11.700 hectáreas en Castrocontrigo, en la provincia de León.
En las comarcas de Campo de Borja y Aranda (Zaragoza) las llamas devastaron más de 3.500 hectáreas, de ellas 300 en el Parque Natural del Moncayo, sobre todo pasto y matorral, aunque también una zona de pinar y encinar en un frente que alcanzó los 40 kilómetros.
Un agente medioambiental y un brigadista murieron en el incendio que afectó a La Torre de les Maçanes (Alicante) entre el 12 y el 14 de agosto y un miembro de la Unidad Militar de Emergencias (UME) falleció cuando participaba en las labores de extinción del fuego en la Sierra de Gata (Cáceres).
La Comunidad de Madrid ha vivido también el mayor incendio en dos décadas, que ha afectado a 1.200 hectáreas de Valmaqueda, Robledo de Chavela y Santa María de la Alameda, en la Sierra Oeste, y que, según las primeras investigaciones, fue intencionado, ya que se inició en varios puntos de manera casi simultánea junto a una carretera.
Activo se encuentra aún el fuego declarado el jueves en una comarca montañosa de Málaga con hasta 12 kilómetros de frente y que ha causado la muerte de un hombre y ha obligado a desalojar a unas 5.000 personas.