El Haej Samba es uno de los miles de inmigrantes en situación irregular en España que se han quedado sin cobertura sanitaria gratuita, pero el fuerte dolor en las articulaciones que padece no ha desaparecido, por lo que, sin dinero para medicamentos ni para ir a un especialista, confiesa que volver a Mauritania se le presenta como única opción.
El Haej Samba trabajaba en Nuakchot como mecánico de barcos, pero en 2004 decidió viajar a España, donde comenzó a trabajar en un pesquero con sede en Vigo.
En Galicia la situación se volvió insostenible: «Dejaron de pagarnos y teníamos que pescar de noche y vender el pescado de día para poder comer», relata, en una entrevista con Efe.
Tal vez el tiempo que permaneció en alta mar, expuesto al frío y la humedad, sea el causante de que con solo 41 años padezca un fuerte dolor en las articulaciones, sobre todo en las rodillas, que le limita, incluso, para subir escaleras.
En aquellos años, Fuerteventura continuaba siendo el sueño dorado para miles de inmigrantes, puesto que el binomio construcción-turismo era capaz de alimentar a los majoreros, pero también a los miles de foráneos que llegaban al lugar.
La llamada de un familiar puso a El Haej Samba en alerta y, al poco tiempo, se trasladó a Fuerteventura, donde no tardó en conseguir trabajo en la construcción, pero no tuvo tanta suerte para hacerse con el ansiado contrato laboral.
«El empresario me prometió regularizar mi situación si trabajaba fines de semana y festivos, pero jamás cumplió la promesa», se lamenta, mientras cuenta que en Mauritania tiene una mujer y un hijo de 18 meses al que aún no ha podido conocer.
Tras permanecer tres años en Fuerteventura, consiguió el permiso de residencia temporal por arraigo y en 2008 recibió una oferta de trabajo como mecánico en un taller de coches en Gran Canaria.
La vida empezaba a sonreírle a este hombre, pero la crisis también llegó al taller y en 2009 se quedó sin trabajo. Y, cuando fue a renovar su permiso de residencia, se lo denegaron.
«Me dijeron que no tenía los meses cotizados que requería la ley para poder renovar el permiso, así que, sin los papeles en regla tampoco, podría continuar trabajando de forma legal», aclara.
Mientras esta serie de infortunios se sucedían en la vida de El Haej Samba, su salud empezó a debilitarse, los dolores en las rodillas aumentaron y, a finales de 2011, acudió a hacerse unas radiografías. Sin embargo, al pedir cita para el especialista, le dijeron que se había quedado sin tarjeta sanitaria por no tener trabajo y nadie le informó sobre la posibilidad de solicitar la asistencia sanitaria pública para personas sin recursos.
Más difícil tendrá obtenerla ahora después de la entrada en vigor, el 1 de septiembre, del Decreto 16/2012 que restringe la cobertura sanitaria de las personas en situación irregular.
El Haej Samba malvive con la ayuda de los servicios sociales del municipio en el que reside y haciendo chapuzas con las que consigue los 200 euros que necesita para pagar el alquiler.
«¿Cómo voy a pagar los más de 700 euros que nos pide el Gobierno por tener cobertura sanitaria?», se pregunta.
El Haej Samba ha pedido ayuda a algunos amigos que residen en Lérida y Jaén para poder pagarse un especialista en la sanidad privada, porque sus dolores van en aumento. Otros inmigrantes le han hablado de utilizar la tarjeta sanitaria de otra persona, pues el documento no dispone de fotografía, pero él no quiere problemas y prefiere hacer las cosas de manera legal.
Muchos de sus compatriotas han empezado ya a abandonar Fuerteventura por falta de trabajo y por su mente también planea la idea de regresar a Mauritania, haciendo caso al dicho de su abuelo: «Si no sabes adónde vas, mejor vuelve a de donde vienes».
Estrella Digital/EFE