La noche se saldó con 35 personas detenidas y 64 heridas en el transcurso de la manifestación convocada este martes y que llamaba a rodear el Congreso. Esta iniciativa reunió, según datos ofrecidos por la Delegación del Gobierno en Madrid, a unas 6.000 personas en los alrededores de la Cámara Baja.
Desde que comenzó el dispositivo policial hasta las 21.30 horas el número de detenidos ascendía a 35 personas. La mayoría de los arrestados han sido detenidos tras las sucesivas cargas de los agentes antidisturbios en la zona de Neptuno contra los manifestantes, que se acentuaron a partir de las nueve de la noche.
Previamente, otra persona fue detenida por tratar de saltar las vallas que rodean el Congreso y otra más, un vecino de la zona, fue arrestado sobre las 16.30 horas por un delito de desobediencia a la autoridad al negarse a acatar las instrucciones que le daban los policías.
Asimismo, en el marco de esta acción de protesta por la situación política otras 64 personas precisaron asistencia médica por parte de los sanitarios del Samur Protección Civil hasta las 21.45 horas. De ellos, dos eran agentes de la Policía Nacional. Todos ellos presentan heridas de carácter leve excepto un manifestante que tenía diagnosticada una patología cervical previa y que, debido a una caída o golpe, sufrió una posible lesión medular.
El Congreso se blinda
Al Congreso sólo han podido llegar unos afortunados. Como dice el refrán, a quien madruga Dios le ayuda. Y estos madrugadores son los que han podido acceder a las inmediaciones de la Cámara Baja. Poco antes de las seis de la tarde allí se congregaban alrededor de 500 personas, los medios de comunicación y alguna personalidad que ha querido dejarse pasar, como Cayo Lara, coordinador general de IU, o Gaspar Llamazares, diputado de la misma formación.
A las seis en punto el Congreso se ha blindado. Los cerca de 1.400 agentes que ya anunciaban se disponían en círculos concéntricos llegando a cortar la misma calle en hasta tres puntos. Pronto, la gente que allí gritaba a los diputados han decidido unirse a los manifestantes que esperaban en Sol. Sol era una pecera, era imposible entrar o salir. Este era uno de los tres grandes focos, como estaba previsto, además de Neptuno y Cibeles.
A eso de las seis y media se ha liberado el acceso de la Calle Alcalá y Calle Carretas. Poco después Sol de disipaba, la multitud que cubría como un manto todo el km. cero, ante la imposibilidad de acceder a Carrera de San Jerónimo, buscaba otros accesos. Como es lógico, Cibeles y Neptuno. Alrededor de 20 manzanas estaban cortadas, y todos los accesos al Congreso, por pequeño que fuera, era una intentona cubierta por una línea de agentes antidisturbios, cabezas de tiradores que asomaban de los tejados y helicópteros que sobrevolaban el candente núcleo.
Cibeles ha sido una zona de paso, el gran foco era Neptuno. Lo más cercano donde han podido llegar los manifestantes. A las siete avisaban de que allí comenzaban los disturbios y con ello los detenidos. Sobre esa hora han volcado varias vallas y la Policía ha cargado. A pesar de ello, la multitud estaba tranquila e incluso, en el Paseo del Prado, un grupo de enmascarados ha intentado montar un altercado y los manifestantes le han parado con abucheos y una gran pita. En el mismo momento, un disparo en esa zona ha hecho crecer la preocupación y muchos ‘indignados’, con cara nerviosa, abandonaban la zona.
Neptuno era la zona cero. El acceso al que han querido llevar a todos los manifestantes. Acceder a las puertas de la Calle Cedaceros era tarea imposible. Miles de personas se agolpaban allí, como de costumbre, carteles en mano y gritos tan míticos como «No nos representan», «Educación pública», «Esta crisis no la pagamos», «A por ellos OE!» o un curioso, «Policía, únete».
En esa zona los altercados han continuado. Además, según informaba Cadena SER en ese momento, pasadas las ocho de la tarde, también cargaban en la Carrera de San Jerónimo con al menos otros dos detenidos. A pesar de ello, y según informaba Patricia Guadaño Sierra, una de las manifestantes, «lo gordo se produciría a partir de las nueve», hora a la que teóricamente deberían abandonar la Cámara Baja los Diputados.
Aitor Suárez Nevado