Amaneció frío y lluvioso. Nervios, detalles de última hora y el deseo de lograr el objetivo: que Laura, Laurita, tuviera su silla. Una silla que le permita estar más tiempo sentada y que evite estar tanto tiempo encamada.
Sus padres viven una situación económica dramática. Ambos en paro y con una ayuda de la Ley de la dependencia recortada en un 30% a una niña que depende el 100% de la ayuda de su familia.
La protagonista, Laura, llegó al mediodía al Ferial de Vega de Pas, el lugar donde tanto los que organizamos el evento “El Día de Laura” como aquellos que nos dieron el calor que le faltaba a la climatología, nos unimos en un acto solidario bello, muy bello. Laura, como siempre, sonríe a la voz de sus padres y su hermano Jose. Un niño agradecido y feliz de ver cómo su hermana mejorará su calidad de vida
Conozco a la niña desde que nació. Es verdad que estamos en un momento de crisis y que las administraciones locales estamos en una situación económica muy pareja a la de las familias.
Es también verdad que atrás quedaron los tiempos en los que las chequeras y las deudas cubrían los problemas puntuales y aquellos que daban portadas y titulares. Ahora, en plena crisis económica, los recursos son mínimos y la imaginación y el trabajo ha de sustituir al papel moneda.
Han sido días duros de duro trabajo. Pero han sido días de muchas satisfacciones: por haber trabajado con gente a la que admiraba y aún admiro más. Por saberme rodeada de un equipo de buenos profesionales pero mejores personas, de compañeros y compañeras que me auparon cuando los nervios intentaban asomar más de la cuenta. Sobre todo, de saber que sigo en el sitio en el que quiero estar y acompañada de las personas adecuadas. De los que allí estuvieron y de los que sé que les hubiera gustado estar. Incluso de los que no estuvieron y que yo sabía que jamás estarían porque no defraudaron. La solidaridad hay que creérsela y practicarla, no puede ser mera pose.
Y lo logramos y Laura tendrá su silla. Y podrá salir más tiempo a la calle y ver el mudo asar delante de sus ojos formando parte de él desde sus ausencias y sus presencias. Un regalo especial para una niña especial.
Los que creemos que el Estado Bienestar iguala a los individuos en función de sus necesidades y no sólo de sus rentas no pararemos hasta conseguir que estas necesidades sean cubiertas por la administración porque la política ha de ser justa. Laura no tiene culpa del déficit, de las ansias de los mercados o de los aeropuertos peatonales coronados por estatuas megalómanas.
Sé que habrá más casos como el de Laura, sé que habrá personas que nos necesiten porque la crisis no sólo recorta en prestaciones, recorta en esperanza de futuro. Hoy, me siento más fuerte y más convencida de que querer es poder. Y podremos. Sin duda, podremos.
Leire Diez-Estrella Digital
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