Tiene 62 años, 50 empresas, 190 establecimientos y 4.000 empleados. Ofrece unas 50.000 comidas diarias e ingresa 200 millones anuales de facturación sin contar el negocio de armas. Arturo Fernández Álvarez no sólo puede presumir de alimentar a media España o de tener amigos como el Rey Juan Carlos o examigas como Corinna Zu Sayn Wittgenstein, también de ser uno de los empresarios con más ojo para adivinar el momento de invertir en determinadas empresas armamentísticas españolas.
Sus empresas de catering sirven comidas y cafés en el Congreso de los Diputados, en la Asamblea de Madrid, en Televisión Española, en Antena 3, Telemadrid, el Vicente Calderón, el Santiago Bernabéu, diferentes Universidades madrileñas, colegios, hospitales, residencias militares, el Palacio de los Deportes, Las Ventas, el Instituto ICO o en el IFEMA. Pero lo que más sorprende es ver a un hostelero como Arturo Fernández en el negocio del armamento.
Hay que valorar que Arturo Fernández tiene un ojo privilegiado para los negocios. Con la llegada de José María Aznar al Gobierno en 1996 culminaron una serie de privatizaciones como la de Repsol o Telefónica. Pero pocos sabían que Santa Bárbara Sistemas, el gran fabricante de armas español y accionista de referencia, entraba en el saco de las privatizaciones. Arturo Fernández sin embargo se hizo con una participación en 1997 de la Fábrica de Armas de La Coruña (FACOR). Logró el cargo de consejero delegado y aún hoy es apoderado solidario junto a Miguel Primo de Rivera. Los socios de la armamentística gallega eran SODIGA (Sociedad de Capital riesgo de la Xunta de Galicia), pero sobre todo, Santa Bárbara. Muchos empresarios pensaron que en realidad quien entraba a la toma de decisiones en Santa Bárbara era un importante allegado del Rey. Don Juan Carlos sería una figura clave en las complicadas negociaciones que acabarían con la venta más ruinosa realizada por el Estado español.
Por aquellas fechas José María Aznar decidía la compra del tanque ‘Leopardo 2E’, un carro de patente alemana que se fabricaría en Santa Bárbara sistemas. Las opciones para vender la empresa de armas eran dos; la alemana Kraus Maffei, desarrolladora del ‘Leopardo 2E’ y la norteamericana General Dynamics que fabricaba el ‘MA1 Abrams’.
Lo lógico, tras comprar y fabricar 300 carros ‘Leopardo 2E’ para el Ejército de Tierra, era vender a la propietaria de la patente. Sin embargo, el Gobierno de Aznar vendió por 5 millones a la norteamericana General Dynamics a cambio de un compromiso de gastar en los siguientes años 1.800 millones de euros en distintos programas de armas y munición. Varias fuentes señalan que el Rey suele tener voz en estas decisiones además de los estrechos lazos que mantenía por la época con la Administración de George W. Bush. La posición del amigo del monarca, Arturo Fernández, en FACOR mejoraba al unirse al gigante del armamento mundial General Dynamics.
Pero ahora, ocho años después, el hostelero vuelve a tener suerte y beneficiarse de la fabricación de esos tanques ‘Leopardo 2E’. España está intentando vender los carros de combate a Arabia Saudí. La crisis deja en dique seco a Santa Bárbara que ingresó 310 millones menos de euros en 2010 obteniendo 15 millones menos de euros de beneficio neto. Hay que dar salida a los Leopardos y el país árabe se perfila como opción. Es un jugoso negocio que ha provocado ya los viajes del ministro de Defensa, Pedro Morenés, a arabia Saudí. «La operación marcha bien, al ritmo especial de los árabes, pero está encaminada», asegura una fuente del primer nivel directivo del Ministerio de Defensa a Estrella Digital. La misma fuente que reconoce a este diario la intermediación del Rey en este negocio.
¿Y dónde queda Arturo Fernández en todo esto? FACOR, la empresa de la que es apoderado solidario, fabricaría parte del armamento y mecanismos de precisión de los nuevos tanques que compre Arabia Saudita. Lo cual demuestra por segunda vez qué buen ojo tiene el amigo de Don Juan Carlos para los negocios.
Eva Díaz