Después de dos días en la sombra tras la contundente derrota socialista en las elecciones vascas y gallegas, Alfredo Pérez Rubalcaba ha reaparecido en el Congreso de los Diputados arropado por los aplausos de los diputados socialistas a su entrada en el hemiciclo.
Podría haber sido su oportunidad pero la ha desaprovechado. A pesar de los anuncios de «reflexión» y «cambio» realizados desde Ferraz, no se han cumplido las expectativas de los que esperaban un discurso diferente.
El Secretario General del PSOE ha subido a la tribuna para presentar el mismo discurso que ha construido durante los ocho meses de oposición y que ha sido determinante para arrastrar a los socialistas a esta profunda crisis -recuérdense las críticas que recibió el líder socialista tras el debate de los ajustes del pasado mes de julio-. Eso sí, Rubalcaba ha contado con el respaldo de sus compañeros de dirección en los pasillos del Congreso que han reafirmado su liderazgo.
Con una intervención tibia y átona, ajustada a la interpretación económica de los presupuestos. El líder socialista ha reproducido el discurso habitual tan denunciado por sus votantes desencantados, que esperan un giro para volver a considerar al PSOE una alternativa política con un proyecto sólido y social para salir de la crisis. Nada parece que vaya a cambiar.
La intervención ha transcurrido sin sorpresas y ha resumido a grandes rasgos la «oposición útil» que defiende la dirección federal socialista desde hace meses.
Ha acusado al Ejecutivo de gobernar «sólo» y «sin consenso» y una vez más se ha referido a los Presupuestos Generales del Estado como «injustos, increíbles e ineficientes».
Ha repetido que «sólo con austeridad no salimos de la crisis» y que el Gobierno no cuenta con la capacidad para cumplir el objetivo de déficit.
También ha aprovechado para plantear al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, una posible alternativa a su política, aunque sin llegar a concretarla: «pídale un esfuerzo a los bancos, a los grandes patrimonios, a las grandes empresas y a la gente que gana mucho dinero y se desgrava en fondos de pensiones».
«Retire la enmienda a la totalidad»
Por su parte, el ministro de Hacienda, ha respondido con un golpe bajo que ha debido doler al jefe de la oposición: «Señor Rubalcaba, esperábamos un discurso político sobre todo después de los resultados electorales».
Montoro ha sido extraordinariamente duro con el jefe de la oposición: «A mi me ha desconcertado, después de haber dejado la herencia que ha dejado». «Ha sido un discurso económico de cuarta regional», ha añadido. Además le ha exigido que «retire la enmienda a la totalidad» porque considera que el grupo socialista debe actuar con «responsabilidad».
Y ha sido entonces cuando Rubalcaba ha manifestado la garra y la fuerza que era habitual en sus intervenciones parlamentarias antes de la derrota de noviembre: «Yo estoy dispuesto a hablar de responsabilidad, pero oírle hablar de responsabilidad y a su grupo aplaudir, me pone enfermo. Le recuerdo que decía usted que los 5 millones de parados estaban al alcance de la mano, como si fuera una cosa positiva, y le dijo a una diputada que dejara caer al Gobierno (socialista) porque ya lo salvarían ustedes. No me dé lecciones de responsabilidad, el PSOE tiene responsabilidad y mucha». Declaración que fue muy aplaudida por la bancada socialista.
Rubalcaba ha confirmado que mañana ofrecerá una rueda de prensa. Puede ser que entonces ofrezca las explicaciones que se esperan desde muchos ámbitos de la política y la sociedad desde el pasado domingo.
Marina García-Rico