La Asociación de exdiputados y exsenadores de las Cortes Generales integrada por exparlamentarios de todos los partidos políticos, entre ellos muchos de los que participaron en la Transición, tiene previsto aprobar este viernes una declaración en la que reclama unidad a los partidos políticos y aboga por hacer cambios en la Constitución para adaptarla a los nuevos tiempos y mejorar la democracia. Los exparlamentarios han decidido dirigirse a toda la sociedad española para dejar clara su opinión ante la «gravísima situación» que padece el país que, según denuncian, «afecta con una magnitud desmedida a los ciudadanos corrientes» y que está contribuyendo a aumentar la desafección hacia la política y los políticos, a los que la sociedad ve cada vez «más indiferentes a sus preocupaciones y sus vidas».
Como miembros de esa clase política y también como hacedores del sistema de convivencia que se acordó mediante el acuerdo y el consenso en la Transición, los exdiputados y senadores toman la palabra para hacer su propio diagnóstico de la situación y proponer sus fórmulas para intentar solucionarla.
En el último borrador de declaración, al que ha tenido acceso Europa Press, los exparlamentarios señalan que «España se está situando con gran rapidez en claves de desigualdad y quiebra social evidentes». «El clima de pesimismo y negatividad que impera hoy en la sociedad española no es el mejor camino para que España recupere su pulso vital», avisan.
Por ello, remarcan que ahora lo urgente «no es poner de manifiesto las discrepancias y diferencias que puedan separar a las fuerzas políticas, los sindicatos o los empresarios, sino unir esfuerzos en la reflexión y en la exploración de soluciones».
Estrategias de futuro no creíbles
Los exparlamentarios cuestionan directamente los argumentos que sus sucesores esgrimen sobre los problemas que tiene España y su solución. Desde su punto de vista, «adolecen de un diagnóstico claro, veraz y transparente, de una formulación estratégica de futuro creíble y de unos objetivos que puedan ser asumidos con el mínimo coste por la sociedad española, lo que significaría un reparto equitativo de las cargas entre las diferentes capas sociales».
«El esquema actual de confrontación ha fracasado, deteriorando a la sociedad, minando a los grupos políticos y sociales y a los diversos órganos del Estado (…) No es hora de debates estériles ni de confrontaciones partidarias sin objetivos claros, sino más bien tiempo de encuentro y consenso entre el Gobierno y el resto de fuerzas del ámbito parlamentario», subrayan, convencidos de que es «la unidad de esfuerzos» lo que otorgará «fuerza y energía» para afrontar la actual situación de «crisis y desasosiego social».
Tras alertar de la creciente emigración, del «desempleo masivo», la pérdida de poder adquisitivo, la destrucción del tejido empresarial y de que la crisis «amenaza con llevarse por delante el incipiente Estado de Bienestar español», explican que, «sin un entendimiento sincero entre las fuerzas de la economía y el trabajo, no será posible un nivel de producción capaz de crear nuevas empresas y nuevos empleos».
En varias veces a lo largo de la declaración inciden en que la Transición fue posible porque se logró unir a todo el país y defienden la «enorme capacidad» de la sociedad española «afrontar dificultades si el clima público se produce con ideas, consenso y confianza».
El disenso desmoraliza a los ciudadanos
Desde su punto de vista, igual que lo fue en la Transición, ahora es imprescindible un «gran Pacto Nacional» entre Gobierno, partidos, empresarios y sindicatos que ponga unas bases «sólidas» para superar con «decisión» la recesión económica. Es decir, abogan por un acuerdo similar a los conocidos como Pactos de La Moncloa de 1977.
«Es la hora de las grandes decisiones y, como colectivos de exdiputados y exsenadores reclamamos de todos la responsabilidad necesaria para tratar de evitar las gravísimas disensiones que desmoralizan a una ciudadanía cada vez más desnuda de recursos para la esperanza colectiva», reza la declaración.
Pero no se quedan en esa reclamación de consenso, también ponen sobre la mesa la necesidad de realizar las reformas que sean pertinente para adecuar la Constitución «a los razonamientos y requerimientos de las generaciones nacidas en democracia», puesto que les parece «imprescindible profundizar en la mejora de la democracia en aras de la adaptación del sistema democrático a las exigencias de estos tiempos».
También, conscientes del papel que Europa y sus instituciones juegan en la situación actual del España y de otros países del sur de Europa, demandan que la UE tenga «un papel más político y menos técnico y mercantilista en las decisiones que afectan a los ciudadanos, puesto que éstos son la base que sustenta a esas instituciones». En este sentido, apuestan por un «papel más activo y decidido» del Parlamento Europeo.