La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad en España (SEEDO) ha alertado del riesgo para la salud que pueden conllevar algunos tratamientos para perder peso, tras haber detectado que hay suplementos dietéticos que en realidad esconden sustancias o ‘pastillas milagrosas’ que ya fueron prohibidas hace años. Son las nuevas generaciones de las llamadas píldoras ‘rainbow’ o arco iris, pastillas para adelgazar caracterizadas por sus colores brillantes y variados que fueron retiradas del mercado en la década de los 70 en Estados Unidos y en los 90 en España por su peligrosidad.
El problema, según un artículo publicado en la revista ‘American Journal of Public Health’ en el que ha participado el vicepresidente de SEEDO, Albert Goday, es que ahora estas píldoras vuelven a introducirse en el mercado «disfrazadas» de suplementos dietéticos para eludir la reglamentación que se aplica a los productos farmacéuticos.
De hecho, esta sociedad científica ya ha recibido numerosas denuncias de nuevos productos que, mediante la combinación de múltiples sustancias «naturales», aseguran conseguir una rápida e importante pérdida de peso.
Generalmente suelen comercializarse fuera de los circuitos de fármacos convencionales, aprovechándose de las ventajas de accesibilidad a Internet y promocionándose mediante campañas de publicidad en televisión o prensa escrita.
El problema, apunta este experto, es que en su composición pueden incluir anoréxicos potentes, tales como derivados de anfetaminas, con benzodiazepinas, bloqueadores beta y otros medicamentos para suprimir los efectos adversos de los anoréxicos.
«Pueden causar graves efectos secundarios e incluso muertes», reconoce este experto, que trabaja como jefe de Sección de Endocrinología en el Hospital del Mar de Barcelona, y ya hay estudios que han documentado los problemas que causan en los sistemas cardiovascular, renal o endocrino.
Por ello, anima a quienes quieran perder peso a consultar con un médico antes de tomar cualquier tipo de medicamento o suplemento alimenticio ya que, «en caso de que sea fraudulento, junto a la ineficacia también puede provocar efectos secundarios sobreañadidos».
«Actualmente existen muchas vías prometedoras para avanzar hacia un tratamiento más eficaz», explica Goday, quien puntualiza que estos avances «vendrán de la mano de las instituciones sanitarias y nunca a través de un atractivo anuncio en Internet».