Después de nueve meses sin convocar una Junta Directiva Nacional, dos meses sin citar al Comité Ejecutivo y cinco semanas sin comparecencia alguna en el número 13 de la calle Génova, la sede nacional del Partido Popular ha vuelto a cobrar vida. Este miércoles, la formación retomaba la agenda pública después de unos días de parón con motivo de las vacaciones de Semana Santa. Muchos temas en el tintero, pero al final pocas explicaciones. En un acto formal presidido por el líder del partido, Mariano Rajoy, la formación ha vuelto a insistir en los problemas de la economía española para pasar de puntillas por otros que actualmente también preocupan a los españoles, como es el caso de la corrupción. De nuevo sin preguntas, de nuevo a través de un plasma colocado en la sala de prensa, como ya ocurriera el pasado 2 de febrero.
En un discurso televisado de algo más de 50 minutos de duración, las ideas esgrimidas por el también presidente del Gobierno se pueden condensar en cinco titulares claves: la economía española crecerá con «claridad» en 2014 y se volverá a crear empleo, las reformas estructurales continuarán, la «intimidación» a diputados del PP ejercida por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca es «contraria a la democracia», la generalización de que España es un país «corrupto» es «injusta» y la estabilidad de España pasa también por las medidas adoptadas en el Unión Europea. Nada que no dijera en ocasiones anteriores. El discurso económico, el mismo que pronunció durante el Debate sobre el Estado de la Nación. La condena al escrache, la misma que ya hiciera hace una semana ante su homólogo francés en París. Y Europa, el mismo argumentario que lleva defendiendo desde que acomenzó a acudir a Bruselas como presidente del Ejecutivo español.
Nada nuevo bajo el sol. Ni la forma, ni el contenido. Es más, el nombre del extesorero del PP, Luis Bárcenas, ha vuelto a brillar por su ausencia. Hace muchos meses que la ciudadanía reclama explicaciones y que el resto de formaciones políticas exigen responsabilidades. Pero el Partido Popular parece ajeno a todo ello. La estrategia sigue siendo la misma: dejar pasar el chaparrón, que escampe y que el tiempo cure las heridas. «Espero que pronto podamos decir que estos casos son una historia pasada», ha dicho el presidente en clara referencia a los últimos casos de corrupción conocidos. Ninguna referencia concreta a los problemas que asolan a su formación. El discurso pronunciado este miércoles ha vuelto a basarse en la generalización. «La corrupción es un tema muy importante. Preocupa a los españoles y con razón», ha dicho Rajoy, que ha recordado que sobre este asunto ya habló en profundidad en dos ocasiones, el pasado Comité Ejecutivo y el Gran Debate. No obstante, en dichos discursos anunció acciones que aún no ha cumplido. Ya hace dos meses que Rajoy anunció una auditoría externa en el PP y que todos los miembros de la dirección harían públicas sus declaraciones de la renta. Y por el momento, ninguna de las dos promesas se han cumplido. En esta ocasión, ha obviado ambos asuntos.
Lo que no ha obviado Rajoy, sin embargo, ha sido redundar en la idea de que la corrupción en España no constituye una norma general, sino una excepción. «En todas partes hay malas hierbas», ha recordado el ‘popular’, pero en España las instituciones «están sanas», ha rematado. «No quiero, y lucharé porque eso sea así, que España se convierta en un país inhabitable porque se aplaudan las acusaciones sin pruebas porque esas acusaciones sin pruebas causan daños que ni la rectificación podrá reparar porque ya son irreparables», ha declarado Rajoy ante la plana mayor de su partido que no ha dudado en jalearlo ante esta declaración.
La economía española crecerá «con claridad» en 2014
Pero el grueso de su intervención en absoluto ha sido este asunto. El presidente del Gobierno ha preferido centrarse en lo que él ha definido como la «principal preocupación de los españoles»: la situación económica de España. Por este motivo, la recuperación económica y la creación del empleo han sido las bazas con las que el presidente del PP ha decidido presentarse de nuevo ante los suyos. Al igual que hiciera en el Debate sobre el Estado de la Nación, Rajoy ha querido volver a lanzar un mensaje claro a los españoles: las medidas adoptadas por el Ejecutivo han sido «difíciles y dolorosas», pero «necesarias»para volver a colocar al país en la senda del crecimiento. «Hay que persistir», ha aseverado, porque de esta manera es como se ha «evitado» el «rescate», ha rematado, obviando en esta parte del discurso la «ayuda» de 40.000 millones que hace ya casi un año recibió el sistema financiero español de sus socios europeos.
Ahora es ‘Bárcenas’ la palabra maldita, pero no debemos olvidar que hace unos meses la palabra tabú para el Ejecutivo ‘popular’ fue el «rescate». Este miércoles, por fin, la ha pronunciado. Aunque en clave positiva, para dejar claro que la amenaza ha desaparecido. Según Rajoy, con las medidas que han adoptado su Gobierno se ha conseguido «superar» dos crisis y «aguantar la situación». «España superó una crisis financiera en abril y una crisis de deuda soberana en junio, lo hemos superado y hemos sido capaces de aguantar la situación a pesar de los avatares que se produjeron en Europa. La situación sigue siendo difícil, pero ya menos que en aquellos momentos», ha declarado Rajoy, quien ha destilado optimismo por lo cuatro costados.
El presidente del Gobierno ha vuelto a insistir en que es conscientes de que sus medidas no están teniendo un efecto inmediato en la vida de los españoles, pero ha pedido paciencia y ha lanzado un haz de luz con el que espera calmar a los ciudadanos. Según Rajoy, 2013 seguirá siendo un año difícil, pero en 2014 la situación mejorará. «En 2014 la economía comenzará a crecer con claridad, comenzaremos a crear empleo y los españoles empezarán a notar los efectos de nuestras políticas», ha dicho textualmente.
Desahucios y preferentes: herencia recibida
Además de la economía, y de soslayo la corrupción, el presidente del Gobierno también se ha querido dirigir directamente a los desahuciados y a los preferentistas. Probablemente las dos realidades más dramáticas de esta crisis. A ellos les ha lanzado un mensaje claro: nada de lo que les ocurre es culpa del actual Ejecutivo, sino de sus antecesores. A los preferentistas les ha recordado que el problema comenzó en 2009, cuando el PP aún no había ganado las elecciones, y que sin embargo, es su Gobierno el que ha reformado el sistema financiero y ha tomado medidas para solucionar el problema.
Más duro, sin embargo, se ha mostrado con los desahuciados y el escrache. Más contundente, incluso que con los corruptos. A aquellos que en los últimos días se han dedicado a «acosar» a diputados del PP les ha pedido mesura. «Todos sabemos lo que están pasando, pero los desahucios no son nuevos en España», ha dicho Rajoy, que ha recordado que en 2011 ya se hablaba de más de 77.000 desahucios, y que aunque «nadie» hizo nada, tampoco «nadie» protestaba. «La intimidación no puede ser una forma de participar en los asuntos públicos. Nadie merece ser amenazado, acosado o intimidado, y menos, si el motivo ha sido haber sido elegido por la mayoría de los ciudadanos. Ése es su pecado, y la mayoría no puede ser coaccionada por una mayoría», ha aseverado el presidente, que ha vuelto a condenar fervientemente «los episodios de intimidación y violencia verbal» sufridas por algunos diputados ‘populares’ y sus familias.
Dicho esto, Rajoy también ha querido recordar a los suyos que sabe que la tarea encomendada no es fácil, pero les ha invitado a trabajar, no distraerse y tener paciencia: «Nadie puede pretender estar en un gobierno y no ser objeto de críticas y malediciencias». Y, sobre todo, les ha reclamado «unidad», «una de las señas de identidad del partido», para que el Gobierno esté respaldado en sus medidas. Importantes palabras que el líder de la formación ha pronunciado en un mediático acto en el que se han registrado destacadas ausencias. Hasta ocho dirigentes ‘populares’ han declinado la invitación de Génova por «problemas de agenda», entre ellos, Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta, y uno de los rostros más cotizados después de que se publicaran este lunes unas comprometidas fotografías junto a Marcial Dorado, condenado por narcotráfico.
Elsa S. Vejo