Si el titular de primera hora de este jueves hacía alusión a la «enorme preocupación» del Gobierno por la imputación de la infanta Cristina en el ‘caso Nóos’, escasas horas después, el mismo líder del Ejecutivo rebajaba dicha percepción. Con un tono más sereno y despreocupado que el que destiló el ministro de Asuntos Exteriores por la mañana ha respondido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a las tres preguntas que los periodistas le han formulado en torno a este controvertido asunto. «Respetamos siempre las decisiones de los jueces, la de recurrir de los fiscales, y, cuando se produzca, la resolución del recurso por parte de la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca», ha dicho el líder del Ejecutivo en la rueda de prensa posterior al encuentro que ha mantenido con el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, donde también ha reafirmado con ahínco «el principio de presunción de inocencia».
Este ha sido el argumentario de base en el Palacio de la Moncloa. «Ante todo el respeto a las decisiones adoptadas por las instituciones», repetía constantemente un portavoz gubernamental. Lejos parecían sonar ya las sirenas que José Manuel García Margallo había activado horas antes sobre la posibilidad de que este caso perjudique a la imagen de España en el exterior. «Lo que pido es que esto se sustancie con rapidez porque, efectivamente, beneficiar no beneficia a la Marca España», sentenciaba Margallo a su llegada a la inauguración de la Reunión de Alto Nivel de Naciones Unidas sobre el Hambre y la Seguridad Alimentaria, donde también ha asegurado «lamentar» la imputación de la hija menor del Rey.
Menos expresivo, sin embargo, se ha presentado el presidente del Gobierno ante los medios de comunicación. Hasta en dos ocasiones se le ha preguntado a Rajoy por si el Ejecutivo está preocupado con la decisión adoptada por el juez José Castro, y en ambas ha eludido pronunciarse. La primera de ellas directamente no ha contestado a esa cuestión. En el segundo intento ya no le ha quedado más remedio. «No es un problema de estados de ánimo, sino de respeto a las decisiones de los tribunales y a la presunción de inocencia», ha zanjado. Una actitud que posteriormente ha mantenido Moncloa, restando en todo momento importancia a la «preocupación» exhibida por el ministro. «Lo importante en este caso es que las instituciones funcionan», han reiterado sucesivamente fuentes gubernamentales.
Durante esta comparecencia, Rajoy -además de por su opinión a este respecto- también ha sido preguntado sobre si el Ejecutivo iba a adoptar alguna medida para mejorar la imagen de la Corona: incluir a ésta en la Ley de Transparencia, que la Infanta pierda los derechos dinásticos o que se lleve a cabo la regulación de la Ley Orgánica que prevé la Constitución para la abdicación del Monarca. «No hay previsto hacer nada», ha sido la respuesta de Rajoy, que ha precisado sobre la ley de Transparencia que está en tramitación en las Cortes Generales y que «lo más razonable» es que se realice una regulación similar a la que hay en el resto de la Unión Europea. De esta manera, Rajoy ha dado carpetazo a un debate cada vez más candente en la sociedad española: Monarquía sí o no. El Ejecutivo, consciente de lo que reflejan todas encuestas, prefiere mantenerse al margen de esta discusión y aparentar normalidad.
Elsa S. Vejo