«Se ha dicho, con evidente ánimo caricaturesco, pero no sin cierta razón, que hoy en España gobierna la izquierda y que el principal partido de la oposición es la extrema izquierda. En cuanto al resto, y eso lo digo yo, se reparte, salvo alguna honrosa excepción, entre el colectivismo revolucionario, el utopismo anti-sistema y el tribalismo pre-ilustrado. Así nos va». El vicepresidente del Parlamento Europeo Alejo Vidal-Quadras hizo este jueves esta consideración sobre el Gobierno de su partido durante la conferencia titulada ‘Las tres burbujas y la salida de la crisis’ que pronunció en el Casino de Madrid.
Según el dirigente popular, «la crisis no se produce por la falta de regulación o por los vicios de un capitalismo voraz e incontrolado. La frase de que la política se ha de imponer a los mercados revela prejuicios ideológicos e ignorancia. Lo que ha sucedido, tanto en España como a nivel global, es exactamente lo contrario: los problemas los ha creado el exceso de intervencionismo de los políticos sobre la economía. No ha sido la falta de control y regulación la que nos ha arrastrado a la catástrofe, sino la continua, intensa y desacertada interferencia de los poderes públicos en el funcionamiento de los mercados».
Profundizando en esta visión, Vidal-Quadras realizó en otro momento de su intervención un análisis de la causa última de la crisis: «Los errores morales son consecuencia de los errores intelectuales y aparte de llevar ante los tribunales a los que se aprovecharon indebidamente del clima de euforia creado por la aparente bonanza del período 2000-2007, hemos de abandonar el marco conceptual y normativo erróneo que nos condujo durante aquella etapa a desequilibrios de enorme magnitud. Sin un cambio en las ideas, no habrá cambios en las leyes y en las actitudes».
El eurodiputado del PP remató así su exposición: «No estamos ante una crisis del capitalismo, sino ante un desastre de enormes proporciones provocado por el intervencionismo estatal en el mercado de la moneda y el crédito. Ante nosotros se abren dos caminos, el de la austeridad pública y la liberalización privada de los mercados o el de seguir con el gasto público y el intervencionismo. El primero beneficia a la sociedad, el segundo a la casta política y a los partidos, sindicatos y buscadores de rentas. El Gobierno del PP ha continuado de hecho las políticas de su predecesor socialista con leves diferencias. Se niega a reformar el Estado, se resiste a la liberalización de los mercados y gana tiempo con inyecciones de liquidez del BCE y ayudas directas europeas y del Tesoro español a la banca, a la vez que agita ante Bruselas la amenaza de la voladura del euro. Pan para hoy y hambre para mañana. Si no llevamos a cabo reformas efectivas y radicales, estamos condenados a la quiebra, a la salida de la Unión Monetaria y a la devaluación».
Redacción Estrella Digital