La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, ha llamado este domingo a los «acosadores» que están realizando escraches a dirigentes del Partido Popular «imitadores del matonismo de los seguidores de ETA en el País Vasco». «Ese matonismo que no ha dejado vivir en libertad a los ciudadanos de esa parte de España», ha apostillado.
Así se ha referido a este fenómeno que ha aumentado en las últimas semanas con unas breves líneas en su blog, donde se dirige a los que participan en los escraches como «violentos acosadores» que «se creen el paradigma de los buenos sentimientos» pero que, a su juicio, «sólo son simples epígonos de las tácticas de los peores totalitarismos del siglo pasado».
En este sentido, además de compararlos con el «matonismo de los seguidores de ETA», se ha referido al «acoso con que las juventudes hitlerianas o las patrullas castristas en Cuba trataban y tratan de amedrentar a los que no se someten a sus designios».
Por eso, ha indicado que «es la hora de que los responsables de los demás partidos», con el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el coordinador general de IU, Cayo Lara, «en primer lugar», denuncien «con toda contundencia», como ya ha hecho Rosa Díez (UPyD), «estas prácticas nacionalsocialistas».
Hay que «plantar cara a la chulería»
Y es que, en su opinión, «frente a los totalitarios, los demócratas y los amantes de la libertad» tienen que estar «absolutamente unidos». «La sociedad española, sus legítimos representantes políticos y, por supuesto, la Justicia y las Fuerzas de Seguridad del Estado tienen que reaccionar», ha señalado.
Así, Aguirre ha considerado que estos tienen que «plantar cara a la desfachatez, a la chulería y a la impunidad con que unos émulos de los peores totalitarismos de la Historia han decidido acosar, insultar y amedrentar a los políticos del Partido Popular, que han sido elegidos por sus conciudadanos».
En opinión de la presidenta del PP de Madrid, «nadie, con un mínimo de sentido democrático, puede ni debe mostrar la menor complacencia ante el espectáculo, que se está convirtiendo en habitual», de unas personas a las que tilda de «energúmenos» y que, «con total impunidad, irrumpen en la intimidad familiar o doméstica de algunos políticos del Partido Popular».