Después de la entrevista incendiaria de la semana pasada en Antena3, en la que criticó duramente al actual Ejecutivo y dejó en el aire la posibilidad de volver a la política, el expresidente del Gobierno, José María Aznar, ha decidido rebajar el tono. «Yo no estoy contra nadie; estoy con los españoles. No más que nadie, pero tanto como el que más», ha dicho el presidente de Honor del PP este lunes en el Congreso, en la presentación de la colección Biografías Políticas impulsada por FAES, la Fundación para el análisis y los estudios sociales que él mismo preside.
Silencio a la entrada; y silencio a la salida. Aznar ha preferido ceñirse al discurso programado. Atrás quedaron las referencias incómodas a los impuestos o las amenazas veladas de volver a la primera línea de la política. Esta lunes, ha preferido situarse a la altura del pueblo llano, «como uno más de los que quieren hacer posible que España supere este desafío», ha dicho. ¿El objetivo? acallar a todas aquellas voces que dentro de su propio partido le han tildado de «desleal», y dejar claro que su intención en absoluto tiene nada que ver con volver a la presidencia. En este sentido, ha apostado por volver al discurso inicial: el de la herencia recibida y el de las reformas, porque «el coste de la no reforma sería inasumible», ha remarcado.
En esta ocasión, Aznar ha preferido cargar las tintas contra Zapatero y dejar claro que la etapa de Gobierno socialista interrumpió el impulso modernizador y sus consecuencias fueron «devastadoras»; pero que en noviembre de 2011 los españoles pidieron un cambio de rumbo y «lo hicieron a favor de la unidad, la reforma y la modernización de España». A su juicio, esas elecciones reflejaron «una mayoría social renovada», que comparte la voluntad de recuperar un rumbo de éxito, que quiere ser parte de ese nuevo caudal cívico, que rechaza la división y la discordia. «Es lo que los españoles quieren y lo han dicho donde hay que decirlo», ha recomendado Aznar, que tampoco ha desaprovechado la oportunidad de seguir «aconsejando» a Rajoy. Nada que ver con los aires de grandeza que destiló en su interlocución con la directora de Informativos de Antena 3, Gloria Lomana, el expresidente del Gobierno sí ha pedido al actual líder del Ejecutivo, en referencia claramente velada, que convoque a los españoles «a un proyecto nacional», porque «se acierta» cuando se llama a «objetivos comunes». Para eso se tiene la mayoría absoluta. «Los españoles no quieren consumir el legado que tenemos, sino reformar para actualizar y no para impugnar», ha concluido.
Mucha prensa y pocas autoridades
A las 19.30 horas en punto de la tarde, en un ambiente de máxima expectación, llegaba el exlíder del Ejecutivo acompañado del presidente del Congreso y viejo amigo, Jesús Posada, al Parlamento. Decenas de focos y micrófonos le han seguido a lo largo de su paseillo por la sala habilitada para tal menester. Allí, esperándole, mucha prensa pero pocas autoridades. A parte de sus seguidores habituales, ni rastro de representantes del Gobierno ni dirigentes de la actual cúpula ‘popular’. Todos estaban invitados, pero ninguno ha hecho el esfuerzo de incluir esta cita en sus agendas oficiales.
Entre los asistentes ‘populares’, los previsibles y los estrictamente obligatorios. El portavoz del Grupo del Partido Popular, Alfonso Alonso; Vicente Martínez Pujalte, portavoz de Economía del PP en el Congreso; Rafael Hernando, portavoz parlamentario adjunto; José Antonio Bermúdez de Castro, diputado ‘popular’ y el consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty. Del lado del Gobierno, José Luis Ayllón, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, ha sido el máximo representante, con el que además, el expresidente no ha cruzado saludo.
Elsa S. Vejo