La visita de Estado del Rey Juan Carlos a Marruecos es presentada bajo el perfil económico y de concertación y cooperación bilateral entre los dos países, en un momento particularmente crítico en el desarrollo socioeconómico regional. El hecho de que el Rey de España vaya acompañado de una nutrida representación de las principales empresas que operan en Marruecos, refuerza esta percepción.
Sin embargo, esta visión no se corresponde con la realidad. El monarca español, que es el Jefe de Estado en funciones, no se desplaza al vecino reino de Marruecos para que los empresarios españoles obtengan contratos y hagan inversiones. Eso es competencia del Gobierno. Tras la visita del Presidente del Gobierno Mariano Rajoy a Marruecos el año pasado, y la realización de la última RAN en diciembre en Rabat, los mecanismos económicos y financieros bilaterales están funcionando a pleno rendimiento.
El Rey Juan Carlos y Mohamed VI quieren tener más «visibilidad» de los desafíos en curso
No hace falta que el Rey Juan Carlos visite Rabat y se entreviste con Mohamed VI para «impulsar» dicha cooperación. Las razones de la visita de Estado son otras, y tienen más que ver con los cambios geopolíticos que se están operando en toda la región desde el Atlántico hasta Asia central. La cuenca mediterránea recibe los contragolpes de las «primaveras árabes» y del efecto boomerang que están provocando, y todos los regímenes en la región deben acomodarse a la nueva situación.
Ambos reyes quieren tener más «visibilidad» de los desafíos en curso; Don Juan Carlos de las sacudidas en el mundo árabe, y Mohamed VI de la percepción occidental vista por España. El Emir de Catar, con quien el Rey Juan Carlos se entrevistó no hace mucho, se ha visto obligado a abdicar en favor de su hijo, que viene con otra visión del papel de Catar en el mundo. En Arabia saudita se precipitan los cambios para favorecer el acceso al poder de la tercera generación heredera del rey Saud. En Irán la derrota electoral del halcón Ahmadineyah, prefigura una reorganización de las prioridades de Irán en el escenario geopolítico. Mientras tanto la «guerra civil» en Irak, en Siria y de forma velada en Libia, acentúan la inestabilidad regional.
España y Marruecos confiesan su mutua dependencia de aliados estratégicos
El golpe militar en Egipto contra un gobierno elegido democráticamente, además de ser un frenazo inaceptable a los derechos democráticos de los pueblos, prefigura época de turbulencias. Un escenario que preocupa en Túnez igualmente. En cuanto a la inestabilidad institucional en Argelia, un país clave en el aprovisionamiento energético de Europa, alimenta aún más el temor a una hecatombe política en cadena.
España y Marruecos confiesan su mutua dependencia de aliados estratégicos. De ambos depende que el estrecho de Gibraltar siga siendo el paso obligado del aprovisionamiento y el comercio para el sur de Europa, junto al Canal de Suez. La ONU lo acaba de recoger en un Informe estratégico enviado por el Secretario General al Consejo Económico y Social (ECOSOC) de la organización internacional.
Por otro lado, ambas monarquías, la española y la marroquí, se ven cada día más sujetas a las presiones de una opinión pública exigente, que denuncia las injusticias, la corrupción y el despilfarro de bienes del Estado, y deben tenerlas en cuenta. A solas, D. Juan Carlos y Mohamed VI habrán hablado de todo esto. Los dos países son aliados, los monarcas también, y por lo tanto en privado tratarán de esbozar un futuro compartido, de ellos y de sus herederos. Las dos monarquías necesitan un aggiornamento. ¿Habrá hablado el Rey de España de una hipotética abdicación, siguiendo el ejemplo holandés, en favor de Don Felipe, más acorde con los nuevos tiempos? La opinión de Mohamed VI, con 14 años de reinado a sus espaldas, es a tener en cuenta, y quiéranlo o no los nacionalistas de ambas orillas, su peso es cada día más evidente.