La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el que hasta el sábado pasado era presidente de Nuevas Generaciones del PP de Madrid, Pablo Casado, finalmente se han salido con la suya. No pudieron dejarle la presidencia, debido a su grave percance en Cuba -y la presión que desde entonces recibieron desde la dirección nacional- pero finalmente han conseguido ascenderle un peldaño en la jerarquía de la organización juvenil. Ángel Carromero -que se encuentra cumpliendo el tercer grado penitenciario- pasa de ser ‘número tres’ a ‘número dos’. Ana Pérez, la nueva presidenta de Nuevas Generaciones del PP madrileño, le ha ofrecido la Secretaría General, y éste la ha aceptado, tal y como han informado fuentes de la organización a ESTRELLA DIGITAL.
Desde el principio, Carromero era el favorito de la dirección regional para sustituir a Casado. Amigo íntimo de este último y ojito derecho de la presidenta. Con el beneplácito de su presidente y de otros muchos miembros del PP viajó a la isla, su tumba política. Allí protagonizó uno de los escándalos meditáticos más importantes de los ‘populares’ del año pasado. Se suponía que iba a Cuba a llevar medicinas, pero un accidente de tráfico en el que murieron dos personas, entre ellos el disidente cubano Oswaldo Payá, empañó toda su supuesta labor social. Inmediatamente fue condenado por el régimen castrista a cuatro años de prisión por la muerte de los dos opositores.
Finalmente, el joven ‘popular’ pudo volver a España, gracias a la labor diplomática emprendida por el departamento dirigido por José Manuel García Margallo, que se acogió al convenio bilateral de ejecución de sentencias penales que España y Cuba mantienen desde 1998 y que establece que las penas impuestas en Cuba a nacionales de España podrán ser realizadas en centros penitenciarios españoles. Así pues, Carromero fue trasladado a la cárcel de Segovia, y allí empezó la campaña mediática de Aguirre para lavar la imagen de su ‘cachorro’. Fue la primera en visitarle, y desde entonces no ha cesado en su empeño de reclamar una investigación internacional sobre la muerte del disidente, a lo que Margallo siempre se ha opuesto. En un principio, el dirigente de Nuevas Generaciones avaló la versión oficial de las autoridades cubanas, pero una vez que Exteriores consiguió un acuerdo para que pudiera regresar a España, cambió su versión y dijo que un coche les embistió por detrás, provocando que él se saliera de la carretera.
Y esta es la versión defendida ya no sólo por Aguirre, sino también por el expresidente del Gobierno, José María Aznar, que hace unas semanas se dirigió por carta a la Internacional Demócrata de Centro para que auspicie una investigación independiente sobre la muerte de Payá. Pero ni con esas el Gobierno de Mariano Rajoy está por la labor de emprender ninguna acción más. El ministro de Exteriores ya dijo que a él no le «constaba» que ocurrieran así los hechos y que si Carromero estaba dispuesto a cambiar de versión porque tenía pruebas debia acudir a los tribunales a presentarlas. Reacción que puso de manifiesto la división que existía en el Partido Popular a este respecto. División que aún se evidenció más cuando la dirección nacional presionó para que Carramero no se presentara como candidato a la presidencia de Nuevas Generaciones.
Finalmente, las presiones surtieron efecto y Carromero decidió abandonar la carrera. Aunque dejó todo bien atado. Eligió un ‘delfín’ para seguir controlando el aparato: Ana Pérez. La joven concejal de Torrejón de Ardoz partía con todos los apoyos carromeristas, y esto le hizo alzarse el pasado sábado, durante el XII Congreso Asambleario de NNGG del PP de Madrid, con el triunfo. Aunque no sería gratis. Detrás de ella debía estar Carromero. Y así ha sido. «Carromero no va a estar en primera fila», advierten fuentes de la organización juvenil a este diario, pero lo cierto es que su nuevo puesto le otorga poder y mantiene la influencia de Aguirre sobre Nuevas Generaciones.