El periodista Alfonso Basterra, que permanece en prisión provisional imputado por el supuesto asesinato de Asunta, su hija adoptiva cuyo cadáver fue hallado en una pista forestal el pasado 22 de septiembre, asegura que la niña salió de su casa el día de su muerte junto a su madre «caminando con total normalidad» y que él se quedó en la vivienda «durante toda la tarde».
Según el relato de los hechos de Basterra, recogido en una entrevista publicada en exclusiva por el periódico El Correo Gallego, en el que trabajó durante años, el sábado 21 de septiembre, «como muchos otros días», él preparó en su casa de la calle República de Argentina, en el centro de Santiago, la comida para su hija y su exesposa, la abogada Rosario Porto.
Sobre las 17.20 horas de ese sábado, Asunta y su madre, quien también permanece detenida imputada por asesinato, se marcharon y él se quedó en su casa «durante toda la tarde», hasta que Rosario Porto lo llamó para comunicarle «lo que había pasado e ir a Comisaría». La denuncia por la desaparición de la menor consta interpuesta ante la Policía de Santiago de Compostela a las 22.31 horas.
«Si la niña tomó la superdosis de Orfidal que dicen, habría salido ya de mi casa moribunda, y no es así, no es así», afirma en la entrevista concedida en la mañana del pasado domingo 27 de octubre en la prisión de Teixeiro, transcurrido justo un mes desde que fue conducido al penal. Había sido detenido el 25 de septiembre tras siete horas de registro en la casa de la familia de Rosario Porto en la zona de Montouto, a pocos kilómetros de donde fue hallado el cuerpo de Asunta.
En ese momento de la entrevista, Basterra reivindica que «todo» lo que ha dicho «se ha ido cumpliendo a rajatabla» y que «se ha demostrado» que no se movió de casa durante la tarde del sábado 21 de septiembre pasado. «Explícamelo, ¿qué tienen contra mí? ¿qué pruebas hay? ¿Qué hago yo aquí metido?», interpela al entrevistador.
Niega que sedase a la niña
Alfonso Basterra niega que él hubiese suministrado sedantes a Asunta. «¿Cómo se me puede acusar de algo así si yo mismo avisé a las profesoras de que la niña tenía somnolencia?», se pregunta y agrega: «posiblemente no tendría que haberla llevado a clase, pero lo hice sin ocultar nada». «La información con que yo contaba en ese momento es que Asunta había tenido un brote de alergia y no le di mayor importancia al tema por una razón muy sencilla: yo mismo he tenido brotes así y sé perfectamente que los medicamentos que te recetan suelen producir mucho sueño y como un estado de agotamiento general», alega.
En su conversación, Basterra no concreta quién le habría informado de la tesis de que Asunta sufría alergia. En semanas anteriores a la muerte, la niña asistió al menos en dos ocasiones a actividades extraescolares con síntomas de somnolencia, pero la pediatra que atendía a la niña negó ante el instructor del caso, el juez José Antonio Vázquez Taín, que la menor tuviese alergia.
Se declara inocente
En otro momento de la entrevista, el padre de Asunta se declara «inocente por completo». No tengo absolutamente nada que ver con este caso. Lo repito, absolutamente nada que ver. Lo voy a demostrar y voy a salir de aquí con la cabeza muy alta porque no he hecho nada», proclama en su conversación durante 40 minutos con el periodista, que ha puntualizado en su relato que el diálogo se reproduce «con la mayor fidelidad posible», aunque está prohibido introducir grabadoras y cámaras en el penal.
Basterra señala que no está mal dentro de la cárcel -permanece en el módulo de enfermería del penal, con un preso de apoyo asignado- y lo describe «como un hostal barato». «Lo realmente duro, una tortura, fue perder a Asunta; lo demás se puede soportar, te lo aseguro», confiesa al periodista, quien describe que «se le humedecen los ojos al recordar a su hija».
Ante el apunte de que nadie entiende lo que ha pasado, Basterra responde: «¿Y cómo lo van a entender si yo mismo no me explico nada y no sé por qué estoy aquí? Todo esto me parece demencial». Además, señala que se siente juzgado por la sociedad y califica de «gente indeseable» a quienes le gritaron «asesino» cuando fue trasladado junto a Rosario Porto para los registros en sus viviendas. «Voy a demostrar a todos los que me han juzgado así sin conocerme de nada que están confundidos, que deberían avergonzarse», indica Basterra, quien afirma que otros p