Las alarmas ya parpadean desde hace meses. Peligra y se debilita cada día más una década de estrecha amistad: la unión entre Soraya Rodríguez y Elena Valenciano no pasa por sus mejores momentos. O ésta es al menos la sensación que impera entre un amplio sector del Partido Socialista, donde ya pocos dudan de la disposición de la portavoz del PSOE en el Congreso, Soraya Rodríguez, a «traicionar» a Alfredo Pérez Rubalcaba. «Hace más de un año que se rumorea en el partido de la más que evidente intención de Rodríguez de apoyar a Madina», aseguran a ESTRELLA DIGITAL fuentes socialistas, que achacan a la «posición institucional» de la vallisoletana el motivo por el que aún no se ha pronunciado como una clara ‘madinista’.
Eduardo Madina, actual secretario general del PSOE en el Congreso, aún no lo ha confirmado públicamente, pero si finalmente decide encabezar esa propuesta de regeneración democrática tan anhelada por una importante facción de los socialistas, las fuentes consultadas por este diario dan por seguro que contará con el apoyo de Rodríguez. Una posición que no tendría por qué sorprender tanto –teniendo en cuenta que trabajan codo con codo en el Parlamento-, si no fuera por el pasado político de la vallisoletana: unido primero a José Luis Rodríguez Zapatero, y después mucho más a Rubalcaba, cuyo nexo de unión no es otro que la actual ‘número dos’ en Ferraz. A ellos les debe su despegue político y su actual protagonismo mediático. Y votar a favor de una hipotética campaña –la de Madina- avalada por Chacón –enemiga natural de Rubalcaba-, sería «algo así como una traición», interpretan desde el PSOE.
La amistad de Valenciano y Rodríguez se remonta a su estancia en Bruselas
Su amistad se remonta a su estancia en Bruselas, como eurodiputadas en el Parlamento de la UE. Ahí fue donde forjaron su unión. Y desde entonces han caminado en la misma dirección. Rodríguez –abogada de formación- siempre estuvo vinculada al partido, pero nunca ocupó puestos destacados. De hecho, no sería hasta el año 2000 cuando llegaría al Comité Federal. Su trampolín a Europa. Y donde coincidiría con Elena Valenciano entre los años 2000 y 2004. Valenciano alargó su estancia en Bruselas hasta 2007 –ya en los últimos años como portavoz de la Delegación socialista española-, para a continuación ocuparse, ya en la capital española, de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la Comisión Ejecutiva Federal.
En los tres años que estuvieron separadas, Rodríguez obtuvo escaño en el Parlamento Nacional como diputada por Valladolid y en las elecciones municipales de 2007 es designada por Zapatero como candidata a la alcaldía de la capital castellano leonesa por el PSOE, misión en la que fue derrotada por el candidato ‘popular’, Francisco Javier León de la Riva; pero «nunca perdieron el contacto», aseguran fuentes socialistas. Es más, en 2008 sus caminos volvieron a juntarse en el Parlamento Nacional. Aunque no por mucho tiempo. Ese mismo año el nombre de Soraya Rodríguez comenzaría a sonar con un poco más de fuerza: Zapatero la nombró secretaria de Estado de Cooperación en sustitución de Leire Pajín.
La debacle del PSOE
En aquellos tiempos comenzó la debacle del Partido Socialista. La crisis económica internacional azotó con fuerza a España, Zapatero tardó en admitirlo y en poco tiempo no le quedó más remedio que tomar algunas las medidas más impopulares de la legislatura. Llegó a la siguiente cita electoral –adelantada a la fuerza- con una herida de muerte y dejó en bandeja la mayoría absoluta a su gran rival.
El PSOE inició en consecuencia una guerra interna que aún no ha conocido tiempos de paz. La lucha por el liderazgo y el documento «Mucho PSOE por hacer» publicado por la plataforma de apoyo a Carme Chacón, con críticas a la gestión del Ejecutivo de Zapatero, se convirtieron en el detonante. A partir de entonces, cada uno tuvo que elegir su sitio. Unos optaron por formar parte del frente chaconista, los que pensaban romper con el pasado, y otros muchos, entre los que se encontraban Elena Valenciano y Soraya Rodríguez, decidieron apostar por Rubalcaba, que en cierta manera encarnaba el continuismo. Tanto es así que Rodríguez fue una de las que estampó su firma en el documento «Yo estuve allí», donde ponía de manifiesto su satisfacción por el trabajo realizado.
«Fue una sorpresa para todos. Nadie esperaba que le dieran ese puesto a Soraya»
La primera batalla fue encarnizada; y acabó con el triunfo del que fuera vicepresidente del Gobierno. En febrero de 2012 ganó las primarias –por un estrecho margen- y se convirtió en el secretario General de la formación. Entonces, en la denominada noche de los ‘cuchillos largos’ fue donde configuró su nuevo equipo, en el que Elena Valenciano y Óscar López serían sus escuderos. Se dejó guiar por el corazón, más que por la razón. Y la lealtad fue premiada. Valenciano se convirtió en su mano derecha en Ferraz y de ella dependieron muchos nombramientos. Entre ellos el de Rodríguez. «Fue una sorpresa para todos. Nadie esperaba que le dieran ese puesto. Todos pensábamos que el portavoz en el Congreso sería Ramón Jáuregui», recuerdan fuentes socialistas a ESTRELLA DIGITAL. Pero no fue así, la vallisoletana, con 48 años y amiga íntima de Valenciano, se convirtió en la voz de los parlamentarios socialistas. Sin ninguna experiencia a sus espaldas, Rodríguez es la ‘enemiga número 1’ de su tocaya en el Parlamento: la vicepresidenta del Gobierno.
Aunque la guerra no ha terminado. El PSOE no remonta en las encuestas y la oposición blanda de Alfredo Pérez Rubalcaba –avalada por Valenciano- cuenta con muchos detractores entre sus filas. No es un secreto la opinión de Chacón –de estancia en Miami-, ni tampoco de algunos históricos como José Antonio Griñán, o Juan Carlos Rodríguez Ibarra, partidarios de dejar paso al aire fresco. Pero sí que hay muchos socialistas que siguen jugando al despiste. Y Eduardo Madina y Soraya Rodríguez son algunos de ellos. El primero no acaba de dejar claro si participará en la carrera por el liderazgo socialista, pese a estar claramente avalado por Carme Chacón. Igual de ambigua es la portavoz parlamentaria. De celebrarse primarias, ¿votará a Madina o se decantará por la opción rubalcabista, haciendo lobby con sus mentores? Parece que la primera de las opciones es la más próxima a la realidad y el principal motivo de distanciamiento entre Rodríguez y Valenciano, concluyen fuentes socialistas.