El portavoz del colectivo de huidos de ETA, Jokin Aranalde, ha remitido una carta a la web Naiz.info en la que anuncia que se declara insumiso después de que la justicia francesa haya aceptado su entrega a España después de su arresto el pasado 24 de junio en el país galo donde reside desde hace años. Se encontraba en libertad provisional con medidas cautelares desde su detención.
«He decidido optar por la insumisión ya que, como uno de los portavoces del CEPV (siglas del autodenominado Colectivo de Exiliados Políticos Vascos) mi compromiso es trabajar para que hasta el último de los exiliados y deportados podamos vivir en una Euskal Herria en libertad», dice en esta misiva recogida por Europa Press.
En su carta, reivindica la actividad de ETA diciendo que «durante estos años» ha visto «revivir» a su pueblo, «que se encontraba abocado a la desaparición». «Yo he ayudado a ese resurgir político, cultural y social. Sin embargo, nuestro pueblo no ha logrado aún ser soberano», sostiene.
También hace un repaso de los últimos dos años poniendo como punto de inflexión la Conferencia Internacional de Paz de Aiete y el anuncio de cese definitivo de la violencia de ETA y reprocha la actitud de España y Francia en contraste con el papel de la banda terrorista que, a su juicio, «ha cumplido 100 por 100 su palabra».
Las autoridades francesas en colaboración con la Comisaría General de Información de la Policía Nacional detuvieron el pasado junio en Francia al etarra, elegido ese mismo mes como uno de los interlocutores del colectivo de huidos de ETA. Reclamado por la Justicia por un presunto delito de integración en banda terrorista, había acudido varios días antes al acto organizado en Biarritz (Francia) por los huidos de la banda terrorista.
Si bien no desempeñó un papel protagonista durante la hora y media que duró el acto, si apareció al final del mismo en un momento en el que varias decenas de fugados de la organización criminal subieron al escenario mientras se cantaba una canción en euskera a modo de cierre. Se situó en tercera fila, según se pudo apreciar en las imágenes del acto recogidas por Europa Press.
Jokin Aranalde Olaondo, escondido desde hace años en Francia, fue uno de los elegidos para ejercer como interlocutor de los huidos de ETA en una rueda de prensa celebrada unos días antes en Bayona (Francia). También estuvo presente en esa convocatoria desempeñando, entonces sí, un papel destacado y visible junto a otros compañeros.
Las víctimas pidieron su detención
Esta aparición sirvió para que varios medios de comunicación recordasen su causa pendiente con la Justicia y las víctimas exigieron su detención. Pese a ello, Aranalde reapareció en el acto de Biarritz. El secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, aseguró que, «como no podía ser de otra manera», habría reacción de las fuerzas de seguridad a la presencia de etarras con órdenes de detención en actos como el celebrado en Francia.
La mayoría de huidos de ETA ya no tienen causas pendientes con la Justicia principalmente porque han prescrito. No sería el caso de Aranalde, quien fue procesado por integración en ETA en el año 2004 y pocos días después se fugó.
Fue detenido el 30 de marzo de 2002 en Tolosa en el marco de una operación contra Batasuna. El magistrado Baltasar Garzón le dejó en libertad bajo 12.000 euros de fianza en abril de 2002 y con la medida cautelar de presentarse periódicamente en el Juzgado. Aranalde cumplió con esta medida durante dos años y cinco meses, es decir, se encuentra en paradero desconocido desde septiembre de 2004.
Padre de otra etarra y de un condenado por ‘Kale Borroka’
Según el artículo 131 del Código Penal, si el delito lleva aparejada una pena de 10 a 15 años, como es el caso de integración en banda terrorista (entre 6 y 14), el plazo de prescripción son 15 años. Si la pena del delito imputado es inferior a diez, el plazo de prescripción se fija en diez años. Por este motivo Aranalde podía ser aún detenido.
Es el padre de Maite Aranalde Ijurco, quien también aprovechó un error burocrático de la Justicia francesa para escapar en 2009. Fue detenida un año después junto al jefe militar de la banda, Mikel Carrera, ‘Ata’. Otro de sus hijos, Ibon Aranalde Ijurco, fue condenado a dos años por violencia callejera.