Ni el luto nacional decretado en honor al expresidente, Adolfo Suárez, ha impedido que este martes Ángel Carromero presentara sus memorias. Muerte bajo sospecha (Anaya) es el título del libro en el que el secretario general de NNGG del PP de Madrid intenta «esclarecer y hacer justicia» por la muerte de los dos disidentes cubanos -Oswaldo Payá y Harold Cepero- que perdieron la vida en aquel fatídico accidente de tráfico el pasado 22 de julio de 2012. «Un libro que nunca debió de ser escrito, pero que es de justicia haberlo escrito». Así ha sido como Carromero ha presentado sus propias memorias, ante la atenta mirada de la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, su principal defensora y valedora de esa controvertida versión a la que ni el Gobierno de Rajoy, ni los tribunales españoles han dado credibilidad.
Hoy era un día especial. España acaba de despedir al primer presidente de la Democracia, a una de las piezas clave de la Transición española. Y la expresidenta madrileña ha considerado oportuno recurrir a la figura de Adolfo Suárez para compararla con lo que pudo ser y finalmente no fue Oswaldo Payá para la libertad de Cuba. «Era el opositor de más relevancia. Todos en Cuba estaban convencidos de que él sería una pieza clave en la Transición», ha relatado Aguirre, quien en todo momento ha utilizado el «supuesto» para referirse al accidente de Ángel Carromero, asegurando que lo «único claro» de lo que ocurrió aquel fatídico día es que la «dictadura castrista había conseguido eliminar a una figura relevante para llevar la libertad a Cuba». «Es una casualidad que la presentación de este libro haya coincidido con la muerte de Suárez. Y todo ello nos tiene que llevar a pensar que Cuba necesita políticos de la talla de Suárez para liderar la transición cubana», ha rematado la lideresa del PP de Madrid, quien ha destacado el «carisma» y el «demostrado patriotismo» de Payá para compararlo al del expresidente Suárez.
La expresidenta madrileña ha asegurado que ella no tenía constancia del viaje de Carromero, y que si así hubiera sido, hubiera tratado de disuadirle, por lo «peligroso» que es el régimen castrista. Pero Aguirre cree que una vez ocurridos los hechos «aquellos que se hacen llamar demócratas y dice ser amigos de la libertad deberían haber tenido más respeto» hacia Carromero. «Es intolerable el comportamiento de todos los que siguen admirando la dictadura de Castro desde la comodidad de un país donde la libertad está asegurada», ha señalado después de añadir que los que «aplauden las tropelías del castrismo son los responsables últimos de la supervivencia de este régimen, por el que tres millones de cubanos están en el exilio y sin libertades ni derechos».
Es más, el objetivo de sus críticas e ira tiene nombre propio: Willy Toledo, al que acusa de pedir a gritos que se vaya el gobierno de España para sustituirlo por un modelo «satrapía» como el de los Castro. «Entonces se entiende la sinrazón de la dictadura cubana al saber que tienen compañeros de viaje en países occidentales, que viven desde las comodidades y la libertad que hay en el perverso Occidente. Si todos los países occidentales nos plantáramos a los desmanes de esta dictadura qué pronto volvería la libertad a Cuba», ha zanjado Aguirre.