La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha reprochado al presidente de la Generalitat, Artur Mas, que pidiera una cita con el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, tan sólo un día después de ausentarse del debate que acogió el Congreso sobre la celebración de un referéndum en Cataluña y le ha pedido que clarifique su postura una vez que la Cámara rechazara «abrumadoramente» esa consulta.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Santamaría ha llamado «a la reflexión» a Artur Mas dado que el referéndum que pretende celebrar el Cataluña el próximo 9 de noviembre recibió «una contestación unánime» en el Congreso de los partidos «de ámbito nacional».
Y además, ha arremetido contra el presidente catalán por pedir al día siguiente del debate una reunión con Rajoy. «Había un día y una hora señalados para hablar ampliamente de esa cuestión y con luz y taquígrafos. Hubiera sido el momento en el que el presidente de la Generalitat debiera haber comparecido para explicar sus motivos, razones y en este proceso cómo piensa encauzarlo y abordarlo», ha reprochado a Mas.
«Es llamativo que ese mismo día o al día siguiente de su incomparecencia, solicite una reunión para debatir algo que ya se debatió con su ausencia la víspera», ha insistido invitando de nuevo al presidente de la Generalitat que «clarifique» su posición sobre la consulta. Porque además, la vicepresidenta ha advertido de que «conocer su posición sobre esa consulta», después de que el Congreso «por abrumadora mayoría» le dijera que «no es posible», es imprescindible antes de abordar cualquier diálogo.
«Le tomamos la palabra»
Según ha recordado, el propio Mas dijo «textualmente» que nunca se saldría de la legalidad. «Le tomamos la palabra», ha dicho tras repasar las «alternativas» que el Gobierno ha presentado durante los últimos dos años para Cataluña para ayudar a la comunidad a hacer frente a los pagos pendientes o acceder a los mercados, pero ha insistido en que en otros asuntos «sería bueno que el presidente de la Generalitat dijera qué va a hacer con esa consulta».
En este punto, sobre la posibilidad de abrir un debate para reformar la Constitución, la vicepresidenta ha insistido en que una modificación de la Carta Magna requiere de un consenso amplio similar al que se dio en 1978 o en las reformas que se emprendieron para incluir el derecho al sufragio de los europeos o el principio de estabilidad presupuestaria.
«Una reforma de la Constitución debe ir precedida por un acuerdo político», ha dejado claro antes de poner de ejemplo de nuevo el debate del pasado lunes del Congreso, en el que ha recordado que se defendieron reformas constitucionales muy diversas «y en direcciones incluso contradictorias».
«Indudablemente, la Constitución se puede reformar», ha aceptado insistiendo en que para ello se debe implicar a «un importante número actores que se sientan identificados y partícipes». «Previamente a cualquier paso en ese sentido tiene que haber un mínimo de consenso si queremos garantías éxito», ha zanjado.
Elegir bien las prioridades
La vicepresidenta también ha abordado el anuncio de Mas de convertir las elecciones autonómicas en un refrendo como último recurso para celebrar la consulta y ha dejado claro que «las elecciones son lo que son», unos comicios para la elección de sus representantes según marcan la Constitución y los estatutos de autonomía.
A su juicio, «lo importante es que cada uno elija bien sus prioridades» y un el Congreso ya dejó claro que un referéndum no puede hacerse «para decidir una cuestión de esa naturaleza en una comunidad autónoma». «Cualquiera sea la fórmula, porque los que llamados a esa cuestión son el conjunto de los españoles, que son los que deben decidir porque también afecta a su futuro», ha subrayado.