Una cosa es el Partido Popular y otra muy distinta Mariano Rajoy. El presidente puede aceptar que su partido necesita tener contenta al ala conservadora; y que para ello es necesario trasmitir normalidad en sus relaciones con el sector crítico que encabezan José María Aznar y Esperanza Aguirre. Pero de ahí a pasar por el aro y protagonizar de nuevo una instantánea como la que se produjo el pasado 7 de julio en la clausura del Campus FAES -tras la inciendiaria entrevista televisiva que el expresidente concedió a Antena 3 y en la que no dejó títere con cabeza- ya debe de estar lejos de sus planes.
Ahora lo importante es el partido y que éste gane los próximos comicios, tal y como pronostican las últimas encuestas publicadas. De esta manera, el Gobierno 'popular' cree que su programa político -un tanto diferente al programa electoral que prometió- quedaría totalmente legitimado. Cualquier cálculo erróneo podría perjudicarles de cara a 2015, así que es el momento de escenificar la unidad del partido. Una unidad que se ha intentado ilustrar este jueves, a pocas horas de que arranque la campaña electoral, pero que no ha sido plena. El hecho de que Rajoy no estuviera sigue siendo significativo. Y más aún después del revuelo que se vivió el pasado 28 de abril, cuando en otro Foro de ABC, el expresidente lamentó que el PP no hubiera contado con él para la campaña.
En ese momento, la maquinaria de Génova se puso a trabajar al máximo rendimiento, con el absoluto conocimiento de Rajoy, para intentar cerrar la nueva herida abierta. Al presidente no le gustan los conflictos públicos, y menos aún mediatizados, como el suyo con el presidente de honor 'popular'. Así que rápidamente elaboró la excusa perfecta: su partido se limitaría a decir que la tardanza en el nombramiento de su cabeza de lista, Miguel Arias Cañete, había retrasado la planificación de toda la campaña. Pero no coló. El director de la campaña del PP, Carlos Floriano, llevaba meses trabajando en ella, así que desde FAES interpretaron que si no se había descolgado el teléfono había sido porque no había ninguna intención de hacerlo. Después de varias conversaciones, el expresidente rechazó participar en campaña -según la versión oficial, su agenda personal ya estaba cerrada-. Pero sí aceptó una solución: presentaría a Arias Cañete en el último acto de precampaña.
Y dicho y hecho. Este jueves, en el Casino de Madrid, el expresidente y candidato del PP a las europeas han presumido de su 'amor'. «Estoy por amistad hacia Miguel Arias. Estoy por compromiso con mi partido que concurre a unas elecciones europeas difíciles y cruciales. Y porque soy un europeísta sincero», así ha sido como Aznar ha presentado al exministro de Agricultura. Y lo ha hecho ante la atenta mirada de un nutrido grupo de dirigentes del PP y representantes del Gobierno. A la cita no han querido faltar la secretaria general 'popular', María Dolores de Cospedal, y dos de sus vicesecretarios, Carlos Floriano y Javier Arenas. Aunque no han sido los únicos. Moncloa sabía que las miradas también se posarían en su nuca, así que Rajoy se ha cubierto las espaldas mandando a su 'número dos', Soraya Sáenz de Santamaría, que además ha acudido acompañada de tres ministros: Alberto Ruiz Gallardón (Justicia), Jorge Fernández (Interior) e Isabel García Tejerina (Agricultura).
Según la agenda del presidente, el compromiso que le ha impedido acudir a este acto ha sido un encuentro que tenía programado a las 13:00 horas en el Palacio presidencial con Gerard López, copropietario de la escudería Lotus de Fórmula 1. Un evento que por cierto Moncloa no anunció hasta última hora de este miércoles. Suele ser habitual que la agenda de la semana del presidente se dé a conocer los domingos por la noche, pero en esta ocasión, todos los días estaban cerrados salvo este jueves.
Sea como fuere, finalmente el acto ha tenido lugar en un clima muy distendido y ha logrado el objetivo previsto: trasmitir la imagen de la unidad que tanto anhelaba el Partido Popular. Un acto en el que no han faltado buenas palabras. Arias Cañete ha asegurado que era para él «un honor» ser presentado por Aznar y Javier Arenas ha confesado estar «contento de estar aquí». «Es un acto muy positivo», ha zanjado el 'número tres' de Génova.