viernes, septiembre 20, 2024
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Asesinato a sangre fría: planearon matarla 5 veces

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Fue el rencor. Enajenada por el odio, la madre de Triana Martínez empuñó un revolver Taurus y asesinó a sangre fría en pleno centro de la ciudad a Isabel Carrasco. Disparó cuatro balas de calibre 22 contra la presidenta de la Diputación de León. Los dos primeros intentos fallaron, el tercero atravesó su espalda y cayó abatida en el suelo. El cuarto apuntó a su cabeza para rematarla, para asegurarse que su plan por fin se había cumplido.

Ya se había imaginado ese momento en su cabeza. Muchas veces. Quería acabar con la vida de la mujer más poderosa de León, la mujer que había “maltratado” a su hija en la Diputación, que había decidido despedirla, la mujer de “difícil carácter” que mantenía una “estrecha relación” con su marido. Elaboró su macabro plan cinco veces hasta que al final decidió llevarlo a cabo. Pero no lo hizo sola, Triana Martínez también colaboró.

La policía logró detenerlas cuando trataban de huir del lugar del crimen gracias a los testigos. En comisaría se mostraron frías, tranquilas y negaron todo. Pero horas después Montserrat González no soportó la presión y con las manos todavía llenas de pólvora confesó el asesinato. Ha reconocido que Isabel Carrasco se convirtió en su obsesión y que su objetivo desde hace años era matarla.

Seguir sus pasos

Dicen en Astorga que María Montserrat es una mujer obsesiva y metódica, un madre posesiva, aficionada a estar con los suyos en su ciudad aunque últimamente pasaba más tiempo en León junto a su hija, lejos de su marido porque las cosas en su matrimonio no marchaban bien.

Quizás se desplazó a la capital para seguir los pasos de la presidenta de la Diputación de León, vigilar sus movimientos y estudiar su rutina. Para averiguar sus recorridos, para saber que Carrasco sale de su domicilio y cruza el puente del río Bernesga para llegar a la sede del PP.

De hecho, fue allí donde perpetraron su cometido. Ella cargaría con la responsabilidad de la muerte, su hija la esperaría en el coche para escapar. Y es entonces cuando entra en juego un tercer personaje: la policía local Raquel Gago de 41 años.

Raquel Gago se presentó en la comisaría de la policía de León y entregó un arma. Dijo que había aparecido en el asiente trasero de su coche particular, escondida en una bandolera. Ha sido detenida y también está imputada en el caso.

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