sábado, noviembre 23, 2024
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El policía que se iba a retirar en Astorga

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Poseedor de la Cruz al Mérito Policial, se le señaló en las horas posteriores al asesinato de Isabel Carrasco como posible dueño del arma del crimen. Pablo Antonio Martínez García, jefe de la comisaría de Astorga, es el único miembro de la familia Martínez-González que, a la luz de las investigaciones, no está relacionado con el macabro episodio urdido por su esposa y su hija.

Con la incógnita de cómo no atisbó los planes de Montserrat González y Triana Martínez, el policía, al que le quedaban cuatro años para retirarse, ha pedido el traslado a la comisaría de Gijón.

La convivencia entre Pablo Antonio Martínez y su esposa era mínima. Según fuentes de la investigación, Montserrat González “tenía tal obsesión por su hija” que se fue a vivir con ella cuando comenzó a estudiar las oposiciones para la Diputación leonesa. Mientras su padre le aconsejaba que no opositara más en esa administración, el orgullo de la joven y la obcecación de la madre hicieron que Montserrat se presentara hasta dos veces a las pruebas con nulo resultado.

Montserrat González “tenía tal obsesión por su hija” que se fue a vivir con ella

Pablo Antonio Martínez vivía en Astorga, un municipio de apenas 12.000 habitantes a 50 kilómetros de León. Ocupaba una de las viviendas destinadas para los agentes propiedad del Ministerio de Interior. Su esposa prefirió trasladarse a la capital, a la vivienda que tenía Triana Martínez en el barrio Eras de Renueva. Allí organizarían hasta en cinco ocasiones el asesinato de Isabel Carrasco. La pareja seguía casada, pero cada uno hacía la vida por su lado. “Su marido no la aguantaba”, aseguran las mismas fuentes.

Había vuelto a su tierra natal

Pasó de un pequeño pueblo leonés a cruzar la Península. Pablo Antonio Martínez nació en marzo de 1953 en Santa Marina del Rey. A 24 kilómetros de Astorga, el agente creció en un pequeño municipio de dos mil habitantes a orillas del Órbigo. Ingresó en la Escuela General de Policía a los 19 años con una de las notas más altas de la promoción. Desde entonces su carrera estuvo ligada a labores de Policía Judicial en grupos de robos, joyas y estupefacientes.

A Antonio Martínez sólo le quedaban cuatro años para jubilarse en la tierra que le vio nacer

Pasó los primeros diez años de su carrera de destino en destino. Primero llegó Palma de Mallorca, después Avilés, volvió al este, a Gandía, y finalmente llegó a Gijón, donde residió junto a su familia durante veinte años, desde 1983 hasta 2003. Fue en la ciudad asturiana donde creció Triana. Llegó con tan sólo cuatro años y no salió de allí hasta que comenzó la universidad en Cantabria, donde estudió Ingeniero de Telecomunicaciones.

El traslado de su padre a la comisaría de Astorga coincidió con el inicio de la carrera laboral de su hija. Pablo Antonio Martínez fue nombrado jefe de la comisaría en diciembre de 2003 tras la jubilación de José Manuel García Marqués.

Con 50 años había cerrado el ciclo. El agente volvía a 24 kilómetros de su pueblo natal con una medalla al Mérito policial con distintivo blanco y a falta de 10 años para retirarse. Tras el cambio de normativa en 2011, serían quince. Con 61 años, a Antonio Martínez sólo le quedaban cuatro años para jubilarse en la tierra que le vio nacer. Un final redondo para su intachable carrera quebrado por la enfermiza obsesión de su familia contra la presidenta de la Diputación de León.

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