Pablo Iglesias consigue el pase VIP para el Parlamento Europeo. La candidatura Podemos se ha hecho con 5 escaños en las primeras elecciones a las que concurre. El partido que lidera el joven de 35 años se sitúa como cuarto poder por encima de UPyD.
Con tan sólo dos meses configurado como partido político, Podemos intentó formar candidatura conjunta con cuatro formaciones. El Partido X que se prestó para darle soporte tecnológico, pero no pasó por el aro de la creación de una lista conjunta. Después llegó IU que se negó a elegir candidato por el sistema de primarias abiertas. ‘Sí se puede por Tenerife’ también mantuvo conversaciones con Podemos aunque finalmente prefirió no presentarse a los comicios ni pedir el voto por nadie. Anova acabó pactando con IU.
Pese a la negativa de las cuatro formaciones, Podemos ha sido finalmente el caballo ganador. Con cinco meses de vida, ha conseguido más presencia en el hemiciclo que partidos con veinte años de historia. Nació como movimiento político en enero de 2014 en el multirracial barrio madrileño de Lavapiés. Su objetivo se plasmó en una frase: “Mover ficha: convertir la indignación en cambio político”. La escasa participación en el último 15M demostró que el movimiento agoniza, pero la indignación se ha escuchado en las urnas.
El partido de Pablo Iglesias sólo tardó tres meses en inscribirse como partido político para poder presentarse a los comicios europeos. A partir de ahí sólo quedaba conseguir los avales suficientes para concurrir a las elecciones. Una semana antes de que terminara el plazo para la presentación de avales, Podemos ya contó con los 15.000 necesarios.
Poco después llegaron sus ansiadas primarias abiertas. Participaron más de 33.000 ciudadanos con un solo nombre en la cabeza: Pablo Iglesias.
Formado por Juan Carlos Monedero -profesor de Ciencias Políticas y escritor-, el actor Alberto San Juan, el poeta y activista Jorge Riechmann o Tristán Meyer, colaborador del programa La Tuerka, asegura que sólo se financian por las cuotas de los militantes y afiliados.
Ahora llegan a Bruselas para poner los puntos sobre las íes: oponerse a las políticas europeas contra la crisis.