Los nacionalistas (CiU, PNV y Coalición Canarias) se abstendrán. Izquierda Plural y casi todo el Grupo Mixto (a excepción de UPN y Foro Asturias) se opondrán. Pero tal y como está actualmente configurado el Parlamento Nacional, la «mayoría» votará a favor de la Ley de abdicación que este miércoles se debatirá en el Pleno del Congreso de los Diputados. La mayoría absoluta del Partido Popular y el apoyo cómplice en esta cuestión del PSOE y UPyD han llevado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a asegurar en una rueda de prensa concedida en el Palacio de La Moncloa junto al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, de visita oficial en España, que la «inmensa mayoría de diputados van a votar a favor» de la ley.
Una decisión, ha recalcado el presidente, que además «coincide con la inmensa mayoría de los ciudadanos», en referencia a los últimos sondeos publicados en diversos medios de comunicación, que aseguran que el apoyo popular a la Corona ha aumentado tras la decisión del Rey Don Juan Carlos de abdicar en favor de su hijo, el Príncipe de Asturias. Minizando así el debate no sólo instalado en la calle, sino también en el Parlamento Nacional acerca de la necesidad de hacer una consulta popular sobre el modelo de Estado impuesto con la Constitución de 1978: ¿Monarquía o república? El presidente del Gobierno se ha negado a aceptar que el debate de este miércoles sea acaparado por esta cuestión -tal y como han asegurado algunos grupos que harán- y ha aprovechado su intervención para recordar que lo que se vota en el Congreso es la decisión del Rey de abdicar.
«Así lo marca la Constitución», ha insistido Rajoy, quien ha asegurado que no sabe lo que dirá el resto de partidos, pese a que la fórmula elegida fue pactada por el PP y PSOE únicamente, pero que «desea y cree», ha remarcado con efusividad, que la «mayoría de diputados voten a favor». Sinónimo, según Rajoy, de «estabilidad institucional». «Lo que se va a producir mañana es algo que hay que enmarcar dentro de la normalidad», ha insistido el presidente. «Claramente consonante con lo que decidimos en 1978», ha rematado.
Según ha adelantado en el Congreso el portavoz del Grupo Popular, Alfonso Alonso, Mariano Rajoy será quien presente este miércoles al Pleno del Congreso el proyecto de ley que regula la abdicación de Juan Carlos I y posibilita la proclamación de Felipe de Borbón y Grecia como nuevo Rey de España. «Lo que obedece a la lógica y por la importancia del debate es que la posición del Gobierno la defienda el presidente». Según explican fuentes parlamentarias, en la sesión plenaria del Congreso habrá dos debates: primero se discutirá el procedimiento, donde los grupos fijarán su posición sobre la tramitación urgente y el lectura única del proyecto de ley, y luego se debatirá el contenido, que será donde intervenga el presidente del Gobierno para presentar su propuesta.
Rajoy «no está preocupado» por el PSOE
Tal y como trascendió hace ya unos días, la decisión de Don Juan Carlos no sólo la conocía con antelación el Príncipe Felipe, sino también el líder del Ejecutivo y de la oposición. Ambos han estado al frente de esta operación; y ambos han asegurado al Rey la continuidad de la Monarquía al frente de la Jefatura del Estado. Rajoy y su partido lo han tenido claro desde el principio: lealtad absoluta a la Corona. Rubalcaba lo está teniendo más complicado. Las bases de su partido le están exigiendo abrir un debate más peliagudo, que unido a la grave crisis interna por la que atraviesa la formación, le está dificultando aún más pilotar la máquina. Todo parecía estar atado. A mediados de julio Congreso extraordinario y nuevo secretario general.
Pero todo se está complicando. Susana Díaz había sido identificada como la solución más apta para mantener el status quo, pero ya ha renunciado a este papel. En la carrera ya sólo quedan dos nombres: Eduardo Madina y Pedro Sánchez. Ambos diputados en el Congreso, y ambos se acaban de declarar abiertamente «republicanos». Tanto Madina como Sánchez tienen claro que este miércoles votarán con su grupo, pero los dos han dejado claro que el debate Monarquía-República se abrirá si llegan a la Secretaría General. Una situación por la que el presidente del Gobierno ha asegurado no estar preocupado.
Rajoy «respeta» la decisión de la socialista andaluza y deja claro que él «no entra en las decisiones de otros partidos. Como a mí no me gusta que entren en las nuestras». Según el presidente, él ha sabido que en julio hay Congreso extraordinario socialistas «por los medios de comunicación». Y ha querido dejar claro que esto «no afectará a la estabilidad del país». «En el modelo de Estado lo normal es que los grandes partidos estén de acuerdo en las cuestiones serias. Por fortuna, ahora lo estamos y cuando tenga lugar el Congreso del PSOE, estaremos en una situación similar», ha zanjado Rajoy, dejando claro así que al PP le da igual quién sea el futuro líder de la oposición y desmintiendo los rumores que apuntan a una posible preferencia de los 'populares' por Susana Díaz.
Última visita de Estado de Don Juan Carlos como Rey
En la rueda de prensa de este martes en La Moncloa tampoco no han faltado los alagos para Don Juan Carlos I y su hijo, el futuro Felipe VI. Tanto el presidente español, como el mexicano han querido poner en relieve que la visita de Estado de esta semana es histórica por tratarse de la última que Don Juan Carlos vivirá como máxima autoridad del país. Ambos han deseado lo mejor al futuro Jefe del Estado, el Príncipe Felipe, y han querido destacar la labor de Don Juan Carlos en Latinoamércia durantes estos 39 años de reinado. Peña Nieto, de hecho, confía en que el futuro Felipe VI «cumpla con esta alta responsabilidad de manera muy fructífera y en beneficio del pueblo español».
La visita del presidente de México, en lo que a inversión respecta, es muy importante para España. Y así lo demuestra el calendario de actos. Recepción real, cena de gala -la primera desde que Rajoy está en la presidencia-, encuentro con empresarios, rueda de prensa en los jardines de La Moncloa -un formato reservado para ocasiones especiales- y recepción solemne en el Congreso de los Diputados. Por el camino ambos Ejecutivos han firmado 21 documentos y un plan de acción para profundizar sus relaciones. Mantener intacta esta relación es muy importante para los dos Gobiernos y así lo han demostrado Rajoy y Peña Nieto a la hora de enfrentarse a cuestiones controvertidas.
Sobre la salida de Pemex de Repsol, el presidente mexicano ha negado que se trate de un acto hostil. Peña Nieto ha querido dejar claro que responde a decisiones empresariales que nada tienen que ver con «la buena relación» que existe entre México y España. El presidente español, por su parte, también se ha tenido que enfrentar a cuestiones controvertidas y ha respondido de la misma manera, simulando «normalidad» -como con la cuestión que se refiere a la abdicación del Rey- o evitando contestar. Este ha sido el caso concreto de los últimos indicios que vuelven a apuntar al supuesto pago con dinero B de las reformas realizadas en la sede nacional del Partido Popular. El partido aún no ha dicho nada a este respecto y el presidente del Gobierno, como máximo responsable de la formación, ha sido preguntado al respecto. La respuesta, la misma de siempre: «estamos a lo que digan los tribunales que son los que tienen la última palabra en el asunto».