domingo, noviembre 24, 2024
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«Isabel Carrasco se jactaba de hacer el mal y tener inquina a mi hija»

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La asesina confesa de Isabel Carrasco, Montserrat González, en su declaración ante la juez encargada del caso, acusó a la presidenta de la Diputación y del PP de León de jactarse de «hacer el mal» y tener «inquina» a su hija Montserrat Triana Martínez González, quien trabajó en la institución provincial como técnico de telecomunicaciones.

En el sumario, al que ha tenido acceso Europa Press, se recoge que Montserrat González en su declaración quiso poner de manifiesto «profundas e injustas inquinas» contra su hija por parte de Carrasco y que esta inquina podría estar motivada porque el alcalde de León y otras personas «influyentes» en la ciudad  pensaban que Triana «iba a ser más que la fallecida y a Isabel no le gustaba esta situación» porque su hija podía hacerle sombra.

Asimismo, consta en la declaración que la presidenta de la Diputación de León y del PP leonés «no podía admitir que alguien tan joven le hiciese sombra» además de que la asesina confesa asegura que Carrasco «se jactaba de hacer el mal a la gente y que por desgracia» su hija «se cruzó en su camino».

Montserrat González, que se negó a hacerse la prueba de residuos en la mano, reconoce que llegó a la situación que la llevó a disparar a Isabel Carrasco por «la desesperación, la injusticia con su hija generada por esta persona, que su hija actualmente no puede dormir ya que Isabel lleva haciendole la vida imposible desde hace mucho tiempo (unos tres años)».

Así explica que a su hija le había surgido un buen trabajo en Valladolid y otro en León y que Isabel Isabel llamó para que no le dieran el trabajo, y que le ofrecieron otro empleo en la Junta «y se lo adjudicaron a otra personas menos cualificada».

Se sentía maltratada por Carrasco

Por su parte, Montserrat Triana Martínez González en su declaración explica que «ha sido tratada mal» por Isabel Carrasco, lo que ha tenido en su persona y en su vida «consecuencias muy negativas, tales como depresión, lo que provocó que llegara a perder 25 kilos».

Asimismo, el sumario recoge que Montserrat Triana no puede «conciliar el sueño desde hace años» por lo que ha tenido que tomar, por prescripción médica, tranquimazin, además de que Isabel Carrasco la llamaba a altas horas a su móvil «con un número oculto, prevaliéndose siempre de su situación de superioridad y que le pedía cosas oficiales y privadas para ella y para sus amigos».

La hija de la autora confesa también relató en su declaración que Carrasco «pretendía tener un control muy exhaustivo de todo lo que sucedía en la Diputación» y que «hacía ver que había gastos en la Diputación por importes muy superiores a los que en realidad se producían».

Igualmente, narró que muchas personas le dieron la espalda «por miedo a las represalias que pudiera tomar Isabel Carrasco» lo que provocó en Montserrat Triana una situación de «desánimo y desazón lo que la llevó a caer en una depresión y en generar en su madre una angustia permanente».

Gago y Triana tomaron café

En su declaración, la Policía Local Raquel Gago, imputada también en el caso, explica que conoce a Montserrat Triana desde «hace unos quince o veinte años» y que, en el momento de su declaración, sabía que su amiga se encontraba detenida por el homicidio de Isabel Carrasco.

Asimismo, explicó que había tomado el día de la muerte de Carrasco un café con su amiga por espacio de quince minutos en la casa de Montserrat Triana, tras lo que abandonaron el domicilio de la joven y se dirigió a la calle Lucas de Tuy donde aparcó su coche para ir a pié a una tienda de manualidades que estaba cerrada, por lo que decidió esperar a que abriera.

Regresó a esperar a su coche y cuando iba a tirar unos papeles a un contenedor se encontró con un conocido que trabaja en la ORA, de nombre Julio, con quien estuvo charlando, momento en el que llegó su amiga Montserrat Triana quien le dijo que si tenía el coche abierto, lo que no recuerda si era una pregunta o una afirmación, tras lo que vio como su amiga abría el vehículo e introducía algo. Se trata de la bolsa con la pistola con la que supuestamente fue disparada Isabel Carrasco y que la agente de Policía Local entregó en la Comisaría al día siguiente, cuando relata que la encontró al meter en su coche una bici.

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