José Bretón, condenado a 40 años de cárcel por el asesinato de sus hijos Ruth y José, ha declarado este miércoles en el juicio contra él por un presunto delitos de malos tratos psíquicos habituales en el ámbito familiar y ha asegurado que era su esposa Ruth Ortiz «la que disponía» y tomaba las decisiones.
«Desde lo más importante a lo más cotidiano, ella decidía y como yo estaba de acuerdo no había problema», ha dicho durante su intervención en el juicio.
Bretón, que ha llegado sobre las 08,10 horas al Palacio de Justicia de Huelva para la vista de este juicio, ha indicado que «las decisiones las tomaba ella» y él «las aceptaba«. «Ella era la que decidía», ha reiterado el condenado, que también ha indicado que la determinación de Ruth Ortiz de romper la relación le pilló por «sorpresa».
En esta misma línea, ha definido a la que fue su esposa como una persona «de carácter fuerte», así como ha destacado que era «alegre», pero su personalidad cambió, a su juicio, desde un incidente que tuvo lugar las navidades de 2009 a raiz de una discusión familiar.
Según ha relatado Bretón esto hizo que Ruth tuviera que ir «al psicólogo» y después la misma fue al Instituto de la Mujer de Huelva, pero ha dejado claro que él «no imponía nada».
Asimismo, ha asegurado que las relaciones sexuales en la pareja eran «de mutuo acuerdo» y que fue Ruth la que decidió poner fin al matrimonio, argumentando que «se acordaba de un antiguo amor y que quería vivir la vida».
Bretón, que estaba separado de su mujer cuando asesinó a sus dos hijos, ha calificado su matrimonio de «normal» y ha dicho que tras comunicarle Ruth Ortiz su decisión, se marcha a Córdoba, y ella incluso le plantea acudir a un psicoterapeuta matrimonial para salvar su relación y él le dice que sí.
Tras incidir en que él se encargaba de la casa y el cuidado de los niños mientras vivían en Huelva, al trabajar ella y cursar un máster, Bretón ha indicado que esta situación le parecía «perfecta». «Yo hacía cosas para alegrarle la vida, como salir, viajes, tener a los niños contentos», ha agregado.
Ruth Ortiz y José Bretón han vivido juntos en Córdoba, Almería, Huelva y en El Portil y en todos los destinos ha explicado que la familia de ella participaba de su vida. «Obdulia –madre de Ruth– participaba de nuestras vidas», ha explicado el acusado, quien ha rechazado que fuera agresivo con su entonces esposa, y ha segurado en que la apoyó «en todo».
«Nunca le he impedido nada, ni en el trabajo, ni en vestimenta, ni con amigos», ha subrayado Bretón, quien ha asegurado que para él suponía «un placer» cuidar a sus hijos, a los que se ha referido en presente y siempre llamándolos «mi Ruth» y «mi Jose».
«La he tratado como a una reina», ha afirmado el condenado por el asesinato de sus hijos, quien, a preguntas de su abogada, Bárbara Royo, sobre si alguna vez había coaccionado, amenazado, minusvalorado, presionado o aislado a Ruth Ortiz, ha respondido que «nunca».
Ruth Ortiz no declara
Tras la declaración de José Bretón y después de que le pusieran delante un biombo para que no viera a su exmujer, Ruth Ortiz ha acudido a la sala y ha comunicado que se acoge a su derecho a no declarar ya que al no personarse como acusación particular, acudía como testigo.
No obstante, la abogada de Bretón ha argumentado que al no existir relación ya entre ambos «no existe dispensa», pero tanto la magistrada como el fiscal han entendido que sí y no ha declarado.
Antes de abandonar la sala, Ruth Ortiz ha recordado que solicitó que el juicio fuera a puerta cerrada, por lo que «gracias por concederme lo único que pedí», ha ironizado.
A la salida del juzgado, en declaraciones a los medios, ha manifestado que se encuentra «bien, tranquila, ya se acabó», recordando que no ha declarado porque «está en su derecho».
Por su parte, su abogada, Reposo Carrero, –la cual ha estado como público siguiendo la vista–, ha reiterado a su salida que desistieron de personarse en la causa como acusación particular y que el acusado «ha estado mintiendo, poniendo todo al revés y manipulando».
«Es más de lo mismo», ha indicado Carrero, que ha remarcado que «esta guerra no es nuestra». Ha explicado que la familia de Ruth Ortiz y la propia Ruth querían que el juicio fuera a puerta cerrada para preservar su intimidad pero «parece que es más importante el derecho a la información que el de la intimidad», ha lamentado.