ETA asegura que ha desmantelado las estructuras derivadas de la «lucha armada» como parte de una transformación para pasar a la «confrontación democrática», un proceso cuyo pilar es, según asegura, el sellado de sus depósitos de armas.
Según destaca en su último comunicado la banda armada, fechado el 15 de julio y publicado este domingo en el diario Gara y Naiz, ese proceso de transformación tiene como objetivo realizar «el tránsito del ciclo de la confrontación armada a la confrontación democrática».
Tras asegurar que está procediendo al «desmantelamiento de las estructuras logísticas y operativas derivadas de la práctica de la lucha armada», anuncia que se está conformando «una estructura técnicologística que tendrá como labor completar el sellado de armamento» y subraya su voluntad de dar «una solución coherente, factible y completa a la cuestión», poniendo las armas y explosivos «fuera de uso operativo».
También destaca que reforzará la estructura dirigida a realizar «las labores políticas de ETA, así como las que tienen como objetivo propiciar conversaciones entre las diferentes partes para avanzar en el proceso de paz».
En este sentido, señala que «ofrecerá a Euskal Herria su punto de vista y hará su aportación», aunque «sin sustituir a nadie ni asumir labores que no le corresponden».
Asimismo, muestra su convicción de que «son el resto de organizaciones de la izquierda abertzale y el movimiento popular los sujetos más eficaces para sacar adelante los retos del proceso de liberación». Por ello, considera que es a ellos a quienes corresponde «la responsabilidad de asumir el liderazgo y dirigir ese proceso en esta fase».
Además, afirma que «se mantendrán las estructuras necesarias para garantizar el funcionamiento interno» de la organización y «su militancia se organizará en función a estas nuevas tareas y estructuras».
A su juicio, se está ante una transformación «coherente con las decisiones tomadas hasta ahora» y advierte de que se ha emprendido «sin estar esperando a acuerdos» derivados de conversaciones, sino que ETA la sitúa como «el inicio de un camino».
«Desmilitarización de Euskal Herria»
En este contexto, reitera su apuesta por la confrontación «política y democrática», que debe traer consigo «la superación de las consecuencias del conflicto armado en lo que se refiere a la vuelta a casa de todos los presos y exiliados vascos, incluidos los miembros de ETA que están en la clandestinidad, el desarme acordado y ordenado de ETA y la desmilitarización de Euskal Herria, como consecuencia de la modificación de las características del conflicto y como base para la normalidad democrática». «Con todo ello, la fase de la confrontación democrática se superaría de forma definitiva», finaliza ETA.
En lo que respecta al «conflicto político de fondo», considera que para resolverlo totalmente «habría que desarrollar otras dinámicas de diálogo entre los agentes políticos y sociales de Euskal Herria», en las que se abordaran las causas del conflicto y se alcanzaran acuerdos.
Actual situación
El comunicado analiza también la situación actual del proceso y afirma que, «pese a existir un nuevo tiempo, podemos decir que Euskal Herria se encuentra todavía entre dos ciclos». «Se halla a medio camino entre el modelo estatal basado en la negación, la partición y la represión –agotado pero aún sin cerrar– y el escenario democrático que tendrá como base el respeto a la voluntad de Euskal Herria», insiste.
ETA advierte de que impulsar esta «transición» compete a todos los agentes y que, en la misma medida, les obliga a readaptarse a sí mismos al nuevo tiempo. «Por desgracia, también aquí aparecen resistencias por todos los lados, hasta el punto de hacer imposibles los diálogos y acuerdos entre todas las partes», lamenta ETA, que señala que aquellos pactos políticos hechos «con la denominación de antiterroristas guían aún la actuación de la mayor parte de los partidos políticos».
A su juicio, esta transición actual debe dar paso a una «convivencia democrática» que se fundamente en «la superación de todas las consecuencias de la confrontación, la garantía de los derechos civiles y políticos, y el acuerdo para construir un solar democrático, en el que la materialización de cualquier proyecto político, independencia incluida, quede exclusivamente en manos de la palabra y la decisión de la ciudadanía vasca».