Los últimos datos de la economía española han dado alas al Gobierno para salir a la palestra confiado y decidido. Así se ha presentado Mariano Rajoy ante los medios, con una frase por bandera: “La recuperación ha llegado para quedarse”. Además, no sólo confianza sino también el presidente ha alardeado de vidente. Al inició de su presentación ha destacado que “el pasado 27 de septiembre les dije que 2012, los ajustes, 2013 el de las reformas, 2014 de la recuperación”.
Rajoy ha sacado su larga lista de medidores económicos que después de siete años de crisis parecen recuperarse del coma. “La prima de riesgo en 138 puntos básicos y el bono español en mínimos” ha explicado Rajoy que gracias a ese excedente se ha podido ayudar a las CC.AA. Asimismo, según el presidente esa mejora se nota en la calle ya que ha mejorado el nivel de confianza de la población española, añadiendo que «demuestran que los españoles empiezan a percibir de manera clara la mejoría».
Rajoy ha proseguido con la retahíla de datos económicos, explicando que “hace un año todavía caímos un 0,1% y ahora crecemos un 0,6%. La tasa interanual se sitúa en el 1,2%”. También ha aclarado que a la vuelta de las vacaciones se revisara de nuevo la presión al alza de crecimiento y empleo. Las previsiones han ido variando al alza ha proseguido el presidente explicando que “el año pasado era de 0,4%, en febrero dije que sería de 1%, en abril 1,2%, hemos sido muy prudentes. Pero las cosas van mejor de lo previsto».
El momento álgido ha sido sacar pecho por los buenos datos de la EPA del segundo trimestre, ya olvidados los malos datos de la del primer trimestre. Rajoy ha destacado que gracias a la reforma laboral se ha producido “un giro de 180 grados”. Además, ha proseguido explicando que “cuando llegamos el paro crecía aun ritmo del 12%, la ocupación ha crecido en 400.000 personas, la mejor cifra en 9 años. El empleo juvenil 101.000 parados menos que cuando llegamos al gobierno”.
Obviamente, para que la ristra de datos persuadan hasta al más obstinado se debe apoyar en que esas cifras vienen ratificadas por entes serios internacionales, que no son inventos del Partido Popular. Para ello Rajoy ha dejado bien claro que “lo confirman la OCDE y el FMI”. Asimismo ha añadido que “quien quiera mermar méritos al gobierno esta en su derecho, pero que no se lo hagan a los españoles, a los trabajadores, a las familias”. Aderezado todo ello, para tener una mayor notoriedad, con frases solemnes como: «La economía española es una de las que más crecen en la Eurozona” o que «el primer semestre lo ha confirmado de manera inapelable»
Y aunque la cuestión económica ha sido el caballo ganador al que el presidente ha apostado todo, el turno de preguntas posterior al discurso institucional ha dado para mucho más. Cataluña, corrupción en el PP y en CiU, la «masacre» de Gaza, su reunión con el nuevo líder de la oposición Pedro Sánchez, su polémica propuesta sobre la elección directa de los alcaldes y la irrupción de Podemos en el panorama político español son algunas de las principales cuestiones a las que el líder del Ejecutivo ha tenido que hacer referencia en su primera comparecencia ante los medios de comunicación en varios meses -sin que fuera obligado por la visita de algún líder internacional o por estar en Bruselas-. Un turno de preguntas ilimitado, desde el majestuoso salón de Tapices -únicamente
Cataluña
«Sí a la Ley, pero también al diálogo». Ésta quizás haya sido la coletilla más utilizada por el presidente en sus respuestas sobre el desafío soberanista procedente desde Cataluña. Rajoy asegura que el mensaje que lanzó a Artur Mas no ha cambiado ni una coma al que siempre ha realizado públicamente: tiene la obligación de cumplir la Ley. Y la Ley -también el PSOE y el Parlamento Nacional- dice que esa consulta es «ilegal». A partir de ahí, ha dejado claro Rajoy, todo es susceptible de ser discutido, en clara referencia al ya famoso documento con las 23 ideas económicas que el presidente catalán le entregó el pasado miércoles. «Atenderemos las demandas en la medida que las posibilidades presupuestarias nos lo permiten. Lo voy a estudiar porque es mi obligación», ha zanjado.
Respecto a los futuribles escenarios que podrían producirse el próximo 9 de noviembre, el presidente se ha negado a hacer predicciones y se ha limitado a señalar que lo que espera es que Mas no haga nada «ilegal». «Eso es lo que el señor Mas ha manifestado en más de una ocasión», ha puntualizado el presidente, que no ha ofrecido ninguna pista sobre la hoja de ruta a seguir en caso de que el Gobierno catalán finalmente decida sacar las urnas a la calle.
Y en cuanto a una posible tercera vía, Rajoy también se ha hecho el sueco. «Eso me gustaría saber a mí, de qué tercera vía se habla. Yo sólo conozco una vía y es la posición unilateral de una región a convocar un referéndum secesionista», ha apuntado irónico Rajoy, en referencia a si las 23 propuestas de Mas podrían constituir una tercera vía. El presidente ha insistido en que una consulta de este tipo sería «perjudicial» no sólo para España, sino también para Cataluña. Así como tampoco ha querido oír hablar de reforma constitucional. Rajoy asegura no ser contrario a la modificación de la Carta Magna, pero «siempre y cuando se le proponga algo concreto». El presidente insiste en que existe una gran diversidad de propuestas a este respecto e insinúa no estar por la labor de abrir el complicado melón de un nuevo modelo de Estado. Rajoy no cree que la unidad de España esté en «peligro».
El 'clan Pujol' y la corrupción
Probablemente porque sabe que su partido tiene mucho que callar a este respecto, el presidente del Gobierno en ningún momento ha querido hacer leña del árbol caído. Rajoy -en referencia a si este caso puede afectar al proceso soberanista-, se ha limitado a remarcar que lo que «afecta a este proceso» es que es ilegal y perjudicial para todos los catalanes. Pinchado un poco más por este asunto, sí ha acabado reconociendo que «cree» que esta noticia «habrá generado un enorme impacto en la sociedad catalana». «La persona a la que se refiere era muy respetada», ha zanjado un presidente que de nuevo no ha querido pronunciar ciertos nombres 'prohibidos'.
Bácenas, el PP y la corrupción
Este sábado se cumple un año de aquella importante comparecencia que el presidente hizo en el Senado para explicar el 'caso Bárcenas', donde pidió perdón por haberse equivocado en confiar en su extesorero, y los periodistas tampoco han perdido la oportunidad de preguntarle al respecto. No lo pudieron hacer el año pasado, puesto que la intervención en las Cortes le servió de excusa para no hacer el habitual balance anual en La Moncloa, así que lo ha hecho este año. Claro que mucho menos quemado por los recortes y el escándalo de corrupción de su partido.
Al igual que con Pujol, Rajoy tampoco ha querido pronunciar el nombre de Bácernas y se ha limitado a decir que «hechos así no le gustan a nadie». De nuevo, y como suele ser habitual en estos casos, ha insistido en que la mayoría de políticos españoles son honrados y ha remarcado las medidas adoptadas por su Ejecutivo -en especial la Ley de Transparencia- para poner de manifiesto que el Gobierno está trabajando en este sentido.
Para apuntalar aún más su postura ha insistido especialmente en que la Justicia funciona mejor que nunca en España y que ahora se ha demostrado que es «igual para todos». Probablemente le haya venido a la cabeza en esta ocasión la imputación a la Infanta Cristina por su supuesta implicación en el 'caso Nóos'. «No creo que haya ningún país que haya hecho un esfuerzo en este sentido», ha aseverado Rajoy, que ha aprovechado la oportunidad para volver a pedir un pacto con el resto de fuerzas políticas a este respecto.
Reunión con Pedro Sánchez
«Yo creo que lo razonable es que a lo largo de los próximos tiempos haya una relación correcta entre ambos. Creo que es muy positivo». Ésta es la postura de Rajoy respecto a Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno tilda de «imprescindibles» varias cuestiones en las que cree que deben de estar de acuerdo, «como con Rubalcaba», ha remarcado Rajoy: Modelo de Estado, la ilegalidad de un referéndum en Cataluña, la política europea y la política de Defensa.
Otras cuestiones de más breve respuesta
Gaza: «Mi prioridad, igual que la de cualquiera, es que haya un alto el fuego que se respete ya. Que se acabe con el drama humanitario. Eso es la prioridad de cualquier persona normal. Es una situación terrible. Ambas partes deberían de escuchar a la comunidad internacional. Y hay que tener en cuenta que esto no se va a solucionar si no se da una solución político, para que los dos Estados puedan vivir en paz y en seguridad».
Crisis de Gobierno: «Voy a agotar la legislatura y no voy a hacer ningún cambio».
Aborto: «Estamos tratando de buscar el mayor consenso posible».