La Guardia Civil y la Policía Nacional han desarticulado una organización criminal dedicada a introducir hachís en la península desde Marruecos por vía marítima, además del robo de alijos a organizaciones rivales, lo que provocó ajustes de cuentas y secuestros exprés como el de dos menores de 8 y 9 años por parte de otras organizaciones rivales.
Según han informado este domingo ambos Cuerpos de Seguridad del Estado, en esta operación policial se ha procedido a la detención de 35 personas, imputado otras cinco e incautados 1.230 kilogramos de hachís.
Después de analizar la información obtenida en otras operaciones anteriores en las que se investigaban delitos de secuestro, extorsión, robo con violencia e intimidación, tenencia ilícita de armas y tráfico de drogas, la policía localizó a una organización que se encargaba de robar la mercancía a otros narcotraficantes cuando estos la transportaban a España, por la desembocadura del Guadalquivir.
De esta manera y para llevar a cabo los conocidos como 'vuelcos', la banda infiltraba a algunos de sus miembros en otros grupos de narcotraficantes para robar la droga o poner localizadores en el estupefaciente. Otras veces se disfrazaban de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y simulaban a un operativo policial para incautar el hachís.
Los hechos acaecieron cuando la organización averiguó que se iba a introducir un alijo de 1.500 kilos de hachís por la zona de la desembocadura del Guadalquivir, por lo que decidieron robar parte de la mercancía. Para ello, contaban con la ayuda de personas relacionadas con el narcotráfico de la provincia de Cádiz y con un hombre perteneciente a la banda de los propietarios de la droga en Marruecos, que tendría la función de instalar un dispositivo por satélite a uno de los fardos, para facilitar el seguimiento de la mercancía por territorio español.
De los 1.500 kilos, los 'volcadores' robaron 1.230 kilos que la Policía encontró ocultos en lo que se conoce como una 'guardería'. También se descubrió un fardo dentro del cual se encontraba una baliza de posicionamiento por satélite. Este robo provocó que los propietarios de la droga contrataran un grupo de «matones a sueldo» que se desplazaron desde Madrid hasta Cádiz parar «ajustar cuentas» entre organizaciones y recuperar la mercancía sustraída.
La primera acción de este grupo consistió en el secuestro en la localidad de Sanlúcar de Barrameda de un varón, su hija de 8 años y su sobrina de 9. Los captores ponían como condición para liberar a estas personas, la presencia de un hombre y una mujer familiares de los secuestrados, a quienes hacían responsables del robo. Pasadas unas horas los captores liberaron a las dos menores.
Días más tarde, se produjo el secuestro de tres vecinos de Sanlúcar de Barrameda a los que los captores vinculaban con el robo de los 270 kilogramos de hachís. Unos vecinos observaron a varias personas armadas y dieron la voz de alarma, provocando la actuación policial y la huida de los secuestradores a bordo de varios vehículos, liberando los agentes a una de las víctimas que aun se encontraba atado de pies y manos, amordazado, con una capucha en la cabeza y con múltiples heridas producto de los golpes que le propinaron, junto a un vehículo y una pistola que los captores abandonaron en su huida, así como varios pasamontañas, medias, guantes y cuerdas.
Las vigilancias se centraron en las provincias de Madrid, Málaga y en la localidad de Algeciras donde los agentes se desplazaron y mantuvieron durante varios días vigilancia sobre 12 domicilios y dos establecimientos comerciales, lográndose finalmente la identificación y posterior detención de los secuestradores.
25.000 kilómetros en dos meses
Los agentes han informado de que estas labores operativas resultaron muy dificultosas por el constante cambio de vehículos de alquiler de los investigados, las zonas en las que residían y la gran movilidad geográfica que les caracterizaba, llegándose a contabilizar en uno de los vehículos que alquilaron, 25.000 kilómetros en tan sólo dos meses.
Tras conocer la identidad de los miembros de la banda, sus domicilios y resto de información recabada, en las primeras horas del martes 22 de julio, los agentes llevaron a cabo de manera coordinada seis registros domiciliarios y practicándose cinco detenciones, destacando la intervención en un solo domicilio, de 63 teléfonos móviles y tres armas cortas de fuego, una de ellas marca Bruni modelo 92 de color negra, idéntica a la que los secuestradores dejaron olvidada en su huida el día junto a uno de los secuestrados.
En los diferentes registros realizados, los agentes incautaron 14 vehículos, más de 55.000 euros en efectivo y 12 armas de fuego, una furgoneta de vigilancia con equipo informático y material relacionado con las FCS tales como chalecos, placas identificativas y rotativos policiales que la organización de «volcadores» utilizaba para sus golpes.