domingo, noviembre 24, 2024
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Los médicos que atendieron a Pajares dicen que nunca «hubo improvisación»

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El equipo médico que atendió al religioso Miguel Pajares, primer caso de ébola tratado en España, ha afirmado que los protocolos de seguridad «funcionan», que el personal está perfectamente formado y entrenado para afrontar este tipo de situaciones y que en «ningún momento ha habido pánico» a la hora de afrontar su ingreso.

En este punto, entienden que los objetivos del dispositivo de atención relativos a la seguridad se cumplen, rechazan que hubiera «improvisación» para acoger el ingreso y consideran que la unidad de enfermedades infecciosas y medicina tropical del complejo hospitalario La Paz-Carlos III se ve «reforzada» y «va a ser potenciada».

Así lo han detallado en declaraciones a Europa Press Mar Lago Núñez y Germán Ramírez Olivencia, facultativos del Servicio de Medicina Interna especializados en medicina tropical y del viajero del complejo hospitalario La Paz-Carlos III, que han tratado a Pajares desde su ingreso hasta su fallecimiento.

Así, el equipo médico que ha tratado al religioso ha explicado que tras conocer que Pajares y Juliana Bohe iban a ser ingresados, se marcaron cuatro objetivos fundamentales: que no se transmita la enfermedad, proporcionar a los dos pacientes todo lo que se pudiera, «intentar curar y que hubiera un resultado exitoso» y que «no se generara pánico».

«Podemos decir que después de este tiempo, siendo el primer caso, que es reseñable e histórico, no podemos darnos por satisfecho por el desenlace de uno de ellos pero quizás las expectativas las hemos cumplido al 80 por ciento», ha remarcado Germán Ramírez.

El facultativo ha remarcado que enfrentarse a un «nuevo reto siempre genera un estado de nerviosismo», algo que es «hasta cierto punto lógico» dado que «un nivel de alerta y de prevención es necesario», si bien es un aspecto que dista «mucho del pánico». «Como anécdota, decir que la noche previa a recibir al paciente la pasó como mi primera guardia de R1», ha agregado.

«Estamos entrenados»

Por otra parte, Lago ha apuntado que el hospital tiene la tradición de tratar enfermedades infectocontagiosoas y que ella «ha vivido aquí» el tratamiento de dolencias como la tuberculosis multiresistente o la sepsis meningocócica.

«El personal está entrenado para estos casos y tenemos la suerte de tener esta tradición y estamos acostumbrados a tratar a estos pacientes, son nuestros pacientes», ha recalcado la especialista para subrayar que nunca pensaron que iban a tener problemas a la hora de tratar a un paciente por ébola o miedo a ser contagiados.

Mientras, el otro facultativo ha asegurado que se ubicó a este paciente en la sexta planta del Carlos III para disminuir el riesgo de «alarma social» por ser el primer caso de ébola tratado en España, dada su alto índice de morbilidad. «Estamos dispuestos a tratarlo por todo el personal que haga falta. Todos lo que hemos necesitado lo hemos dispuesto», ha puntualizado.

Respecto a la integración del Carlos III a La Paz, Ramírez ha recalcado que ha vivido en persona el proceso de adscripción dado que él es uno de los médicos que fueron a La Paz en febrero y ha subrayado que desde el primer momento que cambió la logística del centro se planteó «la necesidad de adaptar unos protocolos existentes» y aplicar una «serie de simulacros a la nueva situación».

Así, ha dicho que se ha pasado en el Carlos III de un modelo hospitalario a otro y que cualquier cambio implica «hacer ajustes» en los protocolos, aunque ha recalcado que desde el centro se ha indicado que su intención es que la unidad especializada en medicina tropical y emergente «se mantenga y se potencie». «La actualización de determinados protocolos funciona», ha ahondado.

Mientras, Lago ha señalado que se ha tenido la «buena o mala suerte» de que el paciente llegó al Carlos III cuando «ha perdido un poco su identidad» al integrarse en La Paz, si bien ha dicho que desde que se dio la alerta por parte de la OMS en marzo ya había un equipo médico «permanentemente localizado» por si había un caso. «Improvisación nunca ha habido», ha agregado.

Aparte, ha recalcado que con la integración siguen manteniendo su actividad como especialistas en enfermedades emergentes y medicina tropical y que la unidad se ve reforzada. «Seguimos igual que toda la vida, nunca se ha perdido la identidad de medicina tropical», ha puntualizado.

Por otra parte, Ramírez ha comentado que tiene constancia de que el personal implicado en el tratamiento tanto de Pajares como Bohe conocía los protocolos de seguridad previamente. De hecho, ha relatado que para estos casos se trata de»minimizar» el número de personas expuestas a la enfermedad ante un caso inicial de ébola, para lo cual se ha establecido un mecanismo de rotación que permite limitar la exposición y preservar los tiempos de descanso. «Creemos que el personal ha sido suficiente», ha zanjado luego.

Mientras, Lago ha aseverado que el equipo está habituado a los trajes de aislamientos y que su uso les es «fácil», si bien se realiza en todos los casos «mucho control y supervisión», sobre todo en el caso de las enfermeras que son las que más tiempo pasan con el paciente. En este sentido, asegura que no ha habido «ninguna queja» por parte del personal que ha tratado esta situación.

Por otro lado, Ramírez ha aseverado que «hablar de experiencia» en el tratamiento de un sólo paciente de ébola pudiera resultar «pretencioso» pero sí ha afirmado que ha contribuido a «tener más claro» el modo de actuación ante esta dolencia u otras enfermedades que puedan generar alarma social.

Además, Lago ha explicado que en toda la Comunidad de Madrid se ha desplegado un protocolo que tienen todos los hospitales para tratar un caso sospechoso. Así, en el momento en que se detecta un caso sospechoso se le hace la prueba específica de ébola y, si se confirma que es un caso positivo, se tienen camas preparadas para tenerle el mismo aislamiento que se ha aplicado a Pajares. También ha dicho que en los casos sospechosos se despliegan las medidas necesarias de aislamiento hasta que se confirma si se tiene o no la enfermedad.

Por otro lado, la enfermera del servicio de enfermedades infecciosa, Ana María Gómez, ha dicho que se ha aplicado un protocolo de aislamiento «estricto» por las características de la enfermedad y que en el Carlos III tienen una amplia experiencia en este tipo de dispositivo, «fundamentales» para el cuidado del enfermo como para la seguridad del paciente.

En este punto, ha ilustrado parte de esas medidas que consiste en llevar un par de guantes y un adiestramiento en el uso de trajes de aislamiento y en el abordaje del paciente con él. «Lo hemos hecho infinidad de veces (…) se trabaja perfectamente con ellos», ha añadido la enfermera.

Aparte, ha asegurado que la formación ha sido «más que correcta» y que una enfermera también tiene una función que es la docencia, por lo que ella misma está capacitada para formar a otros compañeros en estos protocolos. «Gran parte de plantilla estamos adiestrados para este tipo de casos», ha enfatizado.

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