El próximo 12 de marzo se celebrará en un juzgado de Madrid un encuentro inesperado: el de Luis Gonzalo Segura, el teniente del Ejército que ha revelado supuestos casos de corrupción, y Carlos Hernando, periodista que ha elaborado un documental -«El informe Segura»- sobre las peripecias del teniente y su reclamación de mayor transparencia y control sobre las Fuerzas Armadas.
El teniente ha denunciado al realizador y ha llegado a amenazar al también periodista con el Código Penal militar que critica cuando lo sufre sobre su persona, según Hernando. Del contenido de la denuncia y de las palabras del realizador se deduce una estrecha colaboración entre ambos que se rompió por diferencias económicas y de contenido.
«Él -en referencia al teniente-, que va reclamando libertad de expresión para los militares, intenta cortar la de un civil», comenta Hernando a este periódico, lo que interpreta, al menos, como «contradictorio».
El Juzgado de 1ª Instancia número 38 de Madrid admitió el pasado 23 de enero a trámite la denuncia presentada un mes antes por Luis Gonzalo Segura basada en la vulneración de los derechos fundamentales al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
Según el director, el teniente exigió aparecer crucificado en el documental
El militar pide en su demanda, a la que ha tenido acceso Estrella Digital, «la retirada inmediata del documental 'El informe Segura' de todos aquellos eventos en el que hubiese podido hacer partícipe el documental referido, en particular la edición de los premios Goya de 2015″, también se exige el pago de 5.440 euros y que se condene al demandado a publicar la sentencia y al pago de costas. Como medidas cautelares el militar pide «el depósito de todas las copias del documental, así como todos los negativos e imágenes de archivo, grabaciones audiovisuales, grabaciones sonoras, el material documental y fonográfico» y se solicita también que «se proceda a la intervención y depósito de los ingresos obtenidos mediante la proyección» del documental en dos salas de Madrid.
En la demanda el teniente menciona un supuesto acuerdo verbal con el autor por el que recibiría un 10% de los beneficios obtenidos en taquilla y sugiere su participación como coguionista y coproductor del documental. El enfrentamiento cada vez más enconado lleva al militar a exigir en octubre la paralización del trabajo.
En su demanda Segura afirma haber pedido al director del documental que retirara imágenes y audio sin distorsionar de mandos del Ejército hablando con el teniente, tomadas con grabadora y cámara ocultas, también escenas de la vida familiar, de la prisión militar y de la huelga de hambre que realizó durante los meses que estuvo recluido en un acuartelamiento de Madrid.
La versión de Carlos Hernando es muy diferente: «el dueño de este producto audiovisual soy yo», afirma tajante, y relata a Estrella Digital un rosario de exigencias de Segura que consideró «no admisibles», entre ellas la voluntad del militar de aparecer crucificado al final de la película.
En el origen de la historia se encuentra la novela que el teniente Segura publica en 2014, «Un paso al frente», en la que se relatan casos de corrupción en el Ejército en clave de ficción. El militar ha aparecido en los meses posteriores en medios de comunicación de todo tipo denunciando la corrupción, ya no en términos de creación artística.
Director y película denuncian tres corazas que impiden aflorar la corrupción en las Fuerzas Armadas
Hernando contactó en primavera con Segura, se trabajó intensamente en el documental durante el verano, y fue en otoño cuando explota la relación entre ambos, después de la estancia en prisión del militar y una huelga de hambre de 22 días.
La trifulca entre protagonista y director del documental se sobrepone ahora sobre el propio contenido de la película, que argumenta con la participación de políticos, periodistas, juristas y catedráticos gran parte de las denuncias genéricas del teniente.
En el documental, demandante y demandado parecen coincidir en un diagnóstico: la necesidad de que las Fuerzas Armadas cuenten con canales y órganos que amparen la denuncia de corrupciones. Más en concreto, la película apunta hacia «tres corazas» que pudieran encubrir las irregularidades en el ámbito militar: una Justicia militar que se considera no objetiva y herencia de la Transición; la ineficacia de la Guardia Civil para investigar corruptelas en el seno de las Fuerzas Armadas, consecuencia de su naturaleza militar; y la ausencia de una fiscalización sobre los multimillonarios programas de armamento.
En apoyo de los argumentos mencionados aparecen en la película los diputados Irene Lozano (UPyD) y Gaspar Llamazares (Izquierda Plural), una jurídico del Ministerio de Defensa que aboga por la eliminación de la Justicia militar, un suboficial del Ejército y una agente de la Guardia Civil que cuentan haber sido represaliados por sus denuncias, representantes del Sindicato Unificado de la Policía y hasta Juan Carlos Monedero.
En la cinta aparece Monedero: 'El 23-F triunfó'
El actual número dos de Podemos señala en la cinta que este caso del teniente Segura supone una «llamada de alerta de las insuficiencias de la democracia en España», y llega a afirmar que «el 23-F fue un golpe que triunfó porque buscaba disciplinar a los españoles». Critica Monedero la opacidad de la organización, la tutela militar de la Transición y la existencia de una Justicia propia.
El documental incluye también muy leves críticas sobre la estrategia seguida por el teniente Segura y su alta exposición mediática, aludiendo algunos de los intervinientes a que las denuncias pudieran haber sido realizadas con mayor éxito por otros medios.
El director del documental se reconoce «perplejo y asombrado» por la deriva de los acontecimientos. «Esto es nuevo para mí», afirma, se siente perjudicado profesionalmente por la ofensiva judicial del teniente, que ha bloqueado cualquier promoción del documental o negociación con televisiones para su difusión.
En su trayectoria como realizador de cine documental figuran piezas sobre Cuba y la oposición a Castro; una película llamada «El violinista de Auschwitz», corto de 2012 -nominado a los Goya- que cuenta la historia de un judío sefardí que pudo salvar la vida en ese campo de exterminio. Su próximo proyecto, un documental sobre el primer preso del IRA que ha pedido perdón a sus víctimas.