Secretismo y máxima expectación. El debate sobre el Estado de la Nación que arranca este martes en el Congreso de los Diputados es sin duda alguna el más importante de la legislatura de Mariano Rajoy. Después de más de tres años en el poder, el presidente del Gobierno no sólo se juega en este 2015 su continuidad al frente del Ejecutivo, sino también el dominio mayoritario de su partido que resultó de las elecciones municipales y autonómicas de 2011. Por este motivo, Rajoy y su equipo llevan semanas preparando esta cita parlamentaria -ultimando con sus ministros los anuncios que tiene previsto hacer-, y cuyo trabajo ha culminado con un fin de semana encerrado en La Moncloa con sus asesores.
La principal novedad: se trata de la tercera vez desde que los propusiera Felipe González en 1983 que coincide con año de elecciones. Y no sólo generales, sino que los españoles están llamados a las urnas hasta en cuatro ocasiones en 2015: el 22 de marzo en Andalucía; el 24 de mayo municipales y autonómicas en 13 comunidades; el 27 de septiembre en Cataluña; y previsiblemente en noviembre generales. Resulta por lo tanto evidente que el discurso de este año tendrá un doble objetivo. Por un lado, hacer balance de legislatura y 'vender' los datos económicos favorables a su gestión. Y por otro lado, dedicar una buena parte de su intervención a hacer los anuncios pertinente para recuperar a los casi 3 millones de votantes perdidos en estos últimos tres años de duros recortes.
Un balance que será optimista, pero sin pasarse. Rajoy no perderá de vista el lema que lidera la campaña del Partido Popular: «aún queda mucho por hacer». El presidente del Gobierno parece tener clara la delgada línea que separa el optimismo del triunfalismo; e intentará mantenerse cauto. Moncloa ya ha asumido que un exceso de optimismo resulta anti-producente. Y que sus rivales intentarán atacarle por ese flanco. Ya lo pudo comprobar el pasado mes de septiembre cuando pregonó a los cuatro vientos el «final de la crisis». Ahora bien, para equilibrar la balanza, el presidente del Gobierno ha preparado arsenal para responder a aquellos que quieran volver a abrirle los ojos con la cruda realidad social y acusarle de profundizar aún más en la brecha de la desigualdad. El año pasado fue la reforma fiscal, y todo parece apuntar a que las reformas de calado social coparán este año su lista de propuestas estrella. Los anuncios concretos los guarda el Gobierno con especial recelo, pero su entorno asegura que en esta ocasión no faltarán guiños a las familias y a los más desfavorecidos.
Una misión que ya empezó hace varios meses. Sobre la mesa del presidente ya hay leyes para la infancia, un plan de igualdad en el ámbito laboral y la famosa ley de segunda oportunidad. Es más, la elección de Alfonso Alonso como sustituto de Ana Mato al frente del ministerio de Sanidad no fue casual. Con esta decisión Rajoy buscaba dar un perfil más político a una cuestión que sabía que tarde o temprano tendría que explotar: la llamada agenda social. La lectura del Gobierno 'popular' es la siguiente: se recortó «porque no quedaba más remedio»; se «equilibraron» cuentas; y ahora que es «posible» se «compensará a los ciudadanos» que peor lo están pasando por los efectos de la crisis. Este es el mensaje que Rajoy intentará 'vender' este martes en el Congreso, donde cuenta además con algún punto a favor: dos de sus principales interlocutores se estrenan (Pedro Sánchez y Alberto Garzón) y dos de sus principales rivales (Podemos y Ciudadanos) no estarán presentes.
Sánchez y Garzón vs. Iglesias y Rivera
Los dos principales interlocutores que intentarán azotar con fuerza al Gobierno por su poca sensibilidad social se estrenan en este formato. Por un lado, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que ya ha advertido de que dará la batalla en esta cuestión, tal y como ya avanzó la semana pasada en la sesión de control al Gobierno en el Congreso. Aunque su principal misión es otra: consolidar su liderazgo –últimamente muy tocado tanto dentro como fuera del partido-; y hacer todo lo posible porque éste no sea su primer y último debate sobre el Estado de la Nación. Y por otro lado, el diputado más joven del Parlamento Nacional, Alberto Garzón, que será el encargado de dar la réplica al presidente del Gobierno por parte de la Izquierda Plural. Él será el candidato de IU a La Moncloa, y el actual portavoz parlamentario, Cayo Lara, ha optado por cederle este testigo. Ya fue el encargado de intervenir durante el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado, pero ésta es su gran oportunidad de demostrar que es el adecuado para dar un nuevo impulso a la coalición de izquierdas.
Rajoy, por su parte, es todo un veterano en este tipo de saraos. Se trata de su noveno 'gran' debate -seis como líder opositor y tres como presidente del Gobierno-, aunque éste también es para él un debate decisivo. Se produce en mitad de un convulso momento político: están emergiendo nuevas fuerzas políticas con opciones reales de gobernar, o por lo menos de arañar un importante número de votos a los partidos tradicionales. Este es el caso de formaciones como Podemos o Ciudadanos, que no estarán físicamente esta semana en el Congreso, pero sí en espíritu. Sin duda alguna, Rajoy y Sánchez tendrán muy presentes en sus intervenciones de este martes los pasos agigantados que las formaciones de Pablo Iglesias y Albert Rivera están dando en el escenario político nacional.
El debate arrancará este miércoles a las 12.00 horas con la intervención del presidente del Gobierno de una hora aproximadamente. Habrá un receso, y a las 16.00 horas comenzará el turno de la oposición. Es previsible que el miércoles dé tiempo para las intervenciones del PSOE, la Izquierda Plural, CiU y UPyD, que constarán de 35 minutos para las primeras intervenciones y de 10 minutos para las réplicas. El resto de grupos intervendrán el miércoles a partir de las 9 por la mañana. El jueves, sin embargo, será el turno de las propuestas de resolución presentadas por los grupos parlamentarios, que no podrán exceder de 15 y de enunciación simple. Para ello, la Mesa se reunirá a las 10:00 horas del jueves 26, para la calificación de las enmiendas presentadas y la Junta de Portavoces se reunirá a las 10:30 horas para ordenar el debate en torno a las propuestas de resolución. En dicha reunión los Grupos deberían manifestar las enmiendas que aceptan a sus propuestas, que se votarán de forma individualizada.