El debate sobre el Estado de la Nación no sólo aburre a los ciudadanos, sus señorías tampoco le prestan ninguna atención. Pasada la primera intervención del presidente del Gobierno, la que realmente acapara el foco mediático, el resto no les interesa. Tanto es así, que o bien abandonan el pleno -durante la intervención del portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, el hemiciclo ha quedado barrido-, o a los que no les queda más remedio que asistir al debate, se buscan distracciones. Este es el caso de la vicepresidenta primera de la mesa del Congreso, Celia Villalobos, que mientras sustituía al presidente del Congreso, Jesús Posada, el periodista de La Marea, Antonio Maestre, le ha cazado jugando al Candy Crash Saga mientras su jefe, Mariano Rajoy, daba la réplica en el Parlamento.
La diputada 'popular', probablemente aburrida tras más de ocho horas de debate, no ha dudado ni un minuto en sacar su iPad -pagado por el Parlamento- y jugar al adictivo puzle que mantiene enganchados a infinidad de diputados. Y no sólo españoles. Hace menos de dos meses, también tuvo mucha repercusión política en Reino Unido, cuando el diario The Sun pilló in fraganti al parlamentario Nigel Mills jugando a la popularísima app de King durante una reunión de trabajo del comité sobre empleo y jubilación. Aunque no es la única aplicación virtual con la que los diputados matan el aburrimiento.
Cómo olvidar los casos de los diputados 'populares' de la Asamblea de Madrid Bartolomé González y María Isabel Redondo cuando fueron pillados jugando al Apalabrados en 2012. Así como también la ministra de Empleo, Fátima Báñez, que publicó el mismo año un tuit con su puntuación en otro juego estrella, Bubble Shooter.