Fue elegido por Mariano Rajoy como sustituto de Alfonso Alonso en la portavocía del Grupo 'popular' en el Congreso; y no precisamente por sus buenas formas y su discurso moderado. Halcón, doberman y hooligan son algunos de los apodos que suelen acompañar al nombre de Rafael Hernando, incluso cuando son sus compañeros de partido los que se refieren a él en privado. Una fama de duro que se ha forjado después de muchos años de polémicas y desafiantes declaraciones. Cómo olvidar cuando aseguró que los familiares de las víctimas de la dictadura franquista «sólo se acuerdan de ellas cuando buscan subvenciones». Cuando aseguró que Andalucía «se parece a Etiopía». Cuando tildó al juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz de «pijo ácrata» y de «sanguijuelas» a los miembros de la SGAE. O cuando aseguró que las consecuencias de la República «fueron un millón de muertos”.
Sin duda alguna, Hernando es un político que no da la más mínima tregua a sus rivales. Y este jueves, en el desayuno informativo que ha protagonizado en la capital, y que ha sido presentado por su antecesor, el actual ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, ha vuelto a poner de manifiesto su afilado lenguaje. Hoy, los objetivos de sus dardos: Albert Rivera (alias el «Naranjito», Pablo Iglesias (alias «el coleta» y UPyD (alias los «magenta»). A ninguno de los tres los ha llamado por su nombre. Del líder de Podemos incluso ha teatralizado que no se acordaba de su nombre. Y sobre Unión Progreso y Democracias y Ciudadanos se ha limitado a menospreciarlos refiriéndose a ellos por el color que les representa.
Las encuestas alertan de un nuevo orden político formado no por dos partidos, sino por cuatro. Y por ello, tanto la formación de Albert Rivera, como la de Pablo Iglesias han protagonizado la mayoría de las preguntas que se le han formulado al dirigente 'popular' este jueves en el Ritz. Fiel a su indestructible estilo, Hernando ha querido evidenciar que al PP no le preocupa el ascenso de dichas formaciones en las encuestas. Aunque es probable que el efecto conseguido haya sido el contrario.
Las descalificaciones del portavoz parlamentario del PP de hoy, nada tienen que ver con la salida de tono de Pedro Arriola de hace ya medio año. Entonces, el gurú de Rajoy de verdad pensaba que Pablo Iglesias y su equipo eran «unos frikies» sin posibilidad real de gobernar; y Ciudadanos seguía adormecido. Hoy, el nerviosismo se ha apoderado de Génova, 13. Porque aunque las encuestas ya alertan de un leve estancamiento de Podemos, ahora les ha surgido competencia en su mismo espectro ideológico. Muchos de los dirigentes del PP identificaban a Ciudadanos con la izquierda, pero una vez asomada la patita, los de Albert Rivera han demostrado que pueden hacer mucho daño al Partido Popular, donde parece que empiezan a rascar muchos votos.
Hernando ha tenido para todos. A Albert Rivera le ha bautizado como «Naranjito» y le ha comparado con Diogénes porque va «con su lámpara buscando candidatos por todos sitios» para las próximas citas electorales. Así pues, ha advertido Hernando, si hace unos años, la «alternativa de moda» al PP eran «los magenta» de Rosa Díez, ahora están en boga los del «chico de la coleta» en referencia al líder de Podemos, Pablo Iglesias, o los de «Naranjito», en alusión a Rivera, que no ha desaprovechado la oportunidad de subirse al carro de la popularidad que le ha otorgado su nuevo apodo en las redes sociales. La respuesta por parte de Albert Rivera ha sido prácticamente instantánea: ha subido a Twitter una foto en la que posa junto a la imagen de Naranjito, la mascota del Mundial de Fútbol de 1982, con elhashtag #YoSoyNaranjito. «Porque me gusta más la propuesta que la queja, porque me mueve la ilusión y no el miedo. Soy ciudadano», ha concluido.
Aunque lejos de querer sólo criticar, Rafael Hernando también se ha dignado a regalarles algún consejo. De esta forma, Hernando ha avisado a Podemos y Ciudadanos, a los que ha definido como «prácticamente unipersonales», de que «un país no se mueve sólo con una persona», sino que se necesitan «equipos» y que eso, igual que la «experiencia», lo garantizan partidos como el PP. «Hay gente que quiere llegar al Gobierno sin haber sido siquiera concejal de su pueblo», ha aseverado, y haciendo uso de su habitual soberbia se ha negado a hablar de pactos. «El PP aspira a poder gobernar en solitario. Y cuando se va el primero, uno no se dedica a mirar hacia atrás para no caerse».