La última gran crisis vivida entre Mariano Rajoy y José María Aznar vino motivada porque el expresidente del Gobierno no se sintió ni apoyado, ni defendido por la dirección de su partido cuando todos los dedos acusadores le señalaban como principal instigador de la supuesta trama de financiación ilegal del PP. «Quieren desprestigiarme», repetía una y otra vez a su círculo más íntimo. El motivo, aducían los más mal pensados, una venganza de Rajoy por la oposición pública que Aznar hizo a todas sus medidas cuando llegó al Gobierno. Por no retrotraerse más atrás, a 2008, cuando intentó arrebatarle la presidencia del PP que cuatro años antes le había cedido. Entonces llegó el momento de los plantones en la presentación de memorias y de las entrevistas televisadas cargadas con dardos envenenados. La relación no podía ser más fría. Pero todo ha cambiado en este 2015.
No hace falta ser muy hábil para dilucidar el motivo. Las cuatro convocatorias electorales en las que el Partido Popular se juega el tipo son suficientes para abrir canales de comunicación. El año pasado ya le sirvió de ensayo-error al PP. No invitaron a tiempo a José María Aznar a la Convención Nacional que el partido celebró en Valladolid; y tampoco participó en la campaña electoral de las últimas elecciones europeas. El resultado no pudo ser más desolador. Hoy en Génova existe un objetivo claro: recuperar a esos 2,8 millones de votos descontentos que hace dos meses se iban a quedar en casa y ahora podrían irse con Ciudadanos. Y para ello son necesarios referentes 'populares' que sean capaces de concentrar todos esos valores que estos más de tres años de legislatura han puesto en cuestión.
Este es el motivo por el que Aznar inauguró la última Convención 'popular' que se celebró en Madrid; repartió palos a doquier y no pasó nada. Y por el que su compañera de batallas -en lo que a liquidar a Rajoy respecta sobre todo- será candidata del PP al Ayuntamiento de Madrid. Rajoy sigue pensando lo mismo de Aznar y de Aguirre, pero lo importante ahora es recuperar el voto más conservador y cuidar a aquellos que mejor lo representan. Este lunes, la secretaria de Coordinación de Áreas de la Ejecutiva de Podemos, Irene Montero, ha anunciado que su partido va a presentar una querella contra el expresidente del Gobierno José María Aznar por haberles acusado de financiarse ilegalmente. Y Moncloa ha salido en su defensa. «Cuesta menos presentar querellas que dar explicaciones», ha espetado el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, en un encuentro con la prensa.
Según ha denunciado Podemos, Aznar «ha pretendido situarse por encima de la ley». «Daremos más detalles los próximos días. Aznar nos ha acusado de financiarnos ilegalmente y trabajaremos en los términos en que eso pueda ser traducido en una querella», ha espetado Montero, en referencia a las declaraciones que el expresidente del Gobierno hizo a mediados de febrero en una entrevista al Diario Las Américas: «Podemos es un movimiento político que defiende modelos totalmente autoritarios y postulados populistas y que ha sido financiado, al igual que sus dirigentes, por el régimen del chavismo».
Según el Gobierno, una vez que alguien decide acudir a los tribunales serán estos los que tengan la última palabra. Ahora bien, Ayllón no ha desaprovechado la oportunidad brindada para salir en defensa del expresidente y recordar que «últimamente se ha puesto en duda por muchos» la procedencia del «dinero de algunos de sus dirigentes» y «aún no ha habido explicaciones claras al respecto». En clara referencia a los famosos 425.000 euros que el 'número tres' de Podemos, Juan Carlos Monedero, facturó a su empresa, Caja de Resistencia Motiva 2 Producciones, supuestamente de trabajos de asesoría realizados para la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), tal y como desveló estrelladigital.es.