El PP ha guardado silencio; y en su lugar ha sido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de viaje oficial en Guatemala, al que le ha tocado someterse al interrogatorio de los periodistas sobre la última crisis abierta en el PP de Madrid. «Es un asunto para mi zanjado. Tenemos dos magnificas candidatas que salen con el ánimo de ganar las próximas elecciones», ha declarado Rajoy en una rueda de prensa conjunta con el presidente guatemalteco, Otto Pérez Molina, en referencia a Aguirre y a Cristina Cifuentes. Igual de elocuente se ha mostrado cuando se le ha insistido en dos ocasiones por su negativa a Ignacio González. «Ya he dicho que estamos en el futuro». Tampoco ha contestado a la pregunta de si dará libertad a Aguirre para hacer las listas. «El único objetivo del PP ahora es tratar de convencer a los madrileños de que la apuesta del PP es la mejor para los intereses generales de todos», ha zanjado.
Eso sí, mucho más de lo que ha dicho este lunes la dirección nacional del partido. Ni la secretaria general, María Dolores de Cospedal, ni el vicesecretario de Organziación, Carlos Floriano, ni el tercer comodín ahora de la sede nacional del PP para atender de los medios, Pablo Casado, han comparecido este lunes en la sede nacional del Partido Popular como suele ser habitual. El motivo oficial es que este lunes no se reunía el comité de dirección del partido. Aún así, a primera hora de la mañana, y aún sabiéndose que esta reunión no se produciría, en Génova 13 no se atrevían a descartar que pudiera producirse alguna comparecencia. No obstante, y a pesar de que en Andalucía el partido batalla con fuerza para lograr desbancar al PSOE, el partido finalmente ha optado por guardar silencio. Con esta decisión, el PP no puede contribuir a la causa de Juanma Moreno, pero tampoco tiene así que seguir avivando el incendio desatado este fin de semana en el PP de Madrid.
Hasta el momento, el comité de dirección del partido únicamente ha declinado reunirse si se daban dos supuestos. O bien que la gran mayoría de sus miembros tuvieran problemas de agenda; o bien que el partido estuviera inmerso en algún escándalo, como ocurrió durante el 'caso Bárcenas', cuando estuvieron durante varias semanas sin convocar ruedas de prensa en la sede nacional. Según la agenda pública de este lunes, ninguno de los miembros de la dirección del PP tiene ningún compromiso oficial, ni siquiera en Andalucía. Por lo que únicamente cabe pensar que detrás de esta decisión se halla la última crisis interna que se ha desatado en Génova 13.
Un duro enfrentamiento entre el PP de Madrid, liderado por Esperanza Aguirre, y la dirección nacional por el bastón de mando de la delegación regional madrileña; y cuya última palabra parece ser que será la de Esperanza Aguirre. La flamante candidata del PP al Ayuntamiento de la capital, ha aprovechado una entrevista concedida este lunes a Telecinco para zanjar la polémica. «Está todo aclarado», ha aseverado Aguirre, cuya versión ésta vez sí coincide al cien por cien con la dada por el partido en el comunicado oficial remitido este domingo y con las declaraciones que pocas horas después hizo el presidente Mariano Rajoy desde Guatemala, donde se encuentra de viaje oficial para asistir a la Cumbre de Presidentes del Sistema de Integración Centroamericano (SICA)-España. Según la 'popular', no se presentará al próximo Congreso Regional para seguir siendo presidenta del PP en Madrid si finalmente resulta elegida alcaldesa de la capital.
Un malentendido que desató este fin de semana la primera crisis interna entre Aguirre y la dirección nacional desde que se conociera que era la candidata del PP para el Ayuntamiento madrileño. Unas informaciones sobre la posibilidad de que Aguirre dejara la Presidencia del PP de Madrid a cambio de ser candidata a la Alcaldía o de que, incluso, se fuera a nombrar una gestora en el PP madrileño, constituyeron el epicentro del terremoto. «Si es así, no seré candidata. Yo no soy un monigote», advirtió rápidamente Aguirre en las redes sociales, dejando claro que las listas y el programa sólo lo controlaría ella.
El malestar de un sector del Partido Popular por la designación de Aguirre es evidente. Los marianistas temen que el aguirrismo pueda recuperar cotas de poder en el partido. A cambio, Rajoy prometió que la apartaría de la dirección del partido en el PP. Según relatan fuentes conocedoras de estas negociaciones, Rajoy y Cospedal le ofrecieron esta candidatura a cambio de la presidencia del PP de Madrid, pero Aguirre se opuso desde el principio. Pocas horas después, estas conversaciones ya eran de dominio público. La primera versión que comenzó a circular es que se crearía una gestora para controlar el PP madrileño hasta la convocatoria del Congreso Regional. Pocos minutos después Aguirre explotó. Y pocas horas después, el PP y el presidente del Gobierno ya estaban aclarando el asunto. La lideresa madrileña volvía a ganar: una nueva variante se introdujo en el discurso. Aguirre dejaría la presidencia del partido, siempre y cuando consiga convertirse en la próxima alcaldesa de Madrid.
Una versión que ella misma ha secundado este lunes. «Mi compromiso es que si soy alcaldesa no me voy a presentar al próximo Congreso Regional», ha explicado Aguirre, destacando que si deja de ser presidenta del PP de Madrid será por los cauces que establecen los estatutos. La elección del presidente se hace mediante Congreso. En este punto, ha indicado que «el alcalde de Madrid nunca ha sido presidente de un partido» y que en el próximo congreso regional habrá unos candidatos y se podrá volver al modelo de que el presidente del partido no sea ni alcalde ni presidente del Gobierno regional, o que coincida con el dirigente del Ejecutivo autonómico. «Habrá un Congreso y serán los militantes quienes elijan al presidente del partido en Madrid», ha insistido Esperanza Aguirre, quien ha señalado que «no hay que hacer mucho caso de las intoxicaciones periodísticas».
Lo que aún nadie desvela es qué ocurrirá si ella no consigue la alcaldía. Los marianistas dan por asegurado que dejará la presidencia del PP «pase lo que pase». Aunque con Esperanza Aguirre no es fácil acertar.